Todos necesitamos vivir la experiencia amorosa, porque todos necesitamos
vivir lo que ella nos proporciona: alegría, vibración, estímulo, erotismo, paz y
sentido de pertenencia. Y a pesar de ser una necesidad básica, muchas personas
pasan por la Vida sin lograr satisfacerla.
Si bien son varias las razones para que ello ocurra, quiero referirme a una en
particular, sobre la que suelo trabajar frecuentemente con mis consultantes:
La confusión entre enamoramiento y amor y la adicción que podemos tener hacia
aquel
Aparentemente son la misma cosa y sin embargo, se trata de estados bien
diferentes y el no percibirlos como tales puede crearnos serias dificultades.
Recurriendo a una analogía, podemos comparar al enamoramiento con el encendido
inicial de una hoguera. Para conseguir encenderla hacemos una buena pila de
papeles, hojas secas, pequeñas ramitas y algunas maderitas sueltas. Como
resultado, obtenemos unas grandes llamas que rápidamente iluminan y calientan.
Pero (y este "pero" es clave), al poco rato las llamas se extinguen porque las
ramitas, hojas, papel y maderitas se queman enseguida y nos quedamos con un
montoncito de cenizas que en pocos minutos se enfrían.
Si queremos encender un fuego que nos de luz y calor durante muchas horas, es
necesario utilizar las ramitas, hojas secas, papeles y maderitas sólo para el
encendido y en cuanto brotan las primeras llamas debemos ir colocando muy
cuidadosamente, algunos leños. Estos leños demoran bastante más que los
anteriores elementos en encenderse pero (y este "pero" también es clave), son
capaces de mantener vivo el fuego por mucho más tiempo. Tal vez no produzcan un
chisporroteo tan intenso como la hojarasca, pero sus sonidos durarán mucho más.
Tal vez no iluminen tanto como la hojarasca, pero su luz durará mucho más. Tal
vez no caliente tanto como la hojarasca, pero su calor durará mucho más.
Esto, es el amor.
Frecuentemente me consultan personas que quieren descubrir a través de la
Astrología, las causas por las que no han conseguido aún vivir el amor
plenamente y en forma duradera. Y por lo general al examinar sus Cartas Natales
y ver cómo están situados los diferentes planetas, algo resalta claramente: son
adictos al enamoramiento. Se entusiasman con la etapa inicial del encuentro y
luego gradualmente comienzan a desentusiasmarse. Les ocurre lo mismo que a quien
consume una droga: primero la euforia y a continuación el "bajón".
La siguiente, es una lista de algunas de las más notorias características de
la adicción al enamoramiento.
? Entusiasmo inicial desmedido. Nos enamoramos a primerísima vista y siempre
actuamos como si hubiéramos encontrado al amor de nuestra vida.
? Rápidamente dejamos atrás el proyecto de vida que teníamos y nos abocamos
febrilmente a construir uno nuevo en base a la relación.
? Apenas iniciado el vínculo, comenzamos a imaginarnos el futuro con esa
persona, fantaseamos con el hogar que compartiremos, la familia que formaremos y
hasta los juegos que haremos con nuestros nietos.
? Queremos estar permanentemente en contacto con él o ella y abrumamos con
nuestras actitudes.
? Nos volvemos obsesivos, posesivos y extremadamente celosos.
? Queremos todo ¡YA!
Luego viene la segunda etapa:
? Comenzamos a enfriarnos y los ¡YA! pierden progresivamente urgencia.
? Al Príncipe Azul ya no lo vemos tan azul, ni a la Princesa Encantada tan llena
de encantos.
? Notamos defectos y carencias que habíamos pasado por alto.
? Nos volvemos cada vez más susceptibles y nos ofendemos cada vez más
fácilmente.
? Empezamos a pensar que tal vez nos equivocamos.
? Acusamos a la otra persona de haber cambiado.
? Fantaseamos con la llegada de alguien nuevo que sí, será el amor de nuestra
vida.
Y finalmente llega la tercera etapa:
? Nos aferramos a cualquier pretexto para discutir y enojarnos.
? Buscamos que la otra persona se sienta culpable.
? Nos convencemos de que toda la responsabilidad del deterioro es de él o ella.
Nuestra, ¡jamás!
? Tendemos trampas con la esperanza de confirmar que tenemos razón.
? Creamos un buen drama.
? Terminamos con la relación.
? Nuevamente solos ... ¡y a buscar al próximo príncipe o princesa!
¿Y cuál es la causa de esta adicción al enamoramiento?: que no hemos aprendido a
amarnos a nosotros mismos y ello nos empuja a buscar afuera lo que sólo
hallaremos en nuestro interior. Pero como nadie puede darnos lo que nosotros no
nos damos, nos condenamos a frustrarnos una y otra vez, hasta que nos demos
cuenta del juego y nos propongamos hacer las cosas en forma diferente y en vez
de mirar hacia fuera comencemos a automirarnos.
Al analizar la Carta Natal, es conveniente buscar y estudiar dos elementos
claves: cómo nos trataron nuestros padres y cómo está ubicado el planeta Venus.
Nuestros padres (o quienes asumieron sus roles) fueron nuestros principales
maestros acerca de cómo es correcto sentir, pensar y vivir. Y el análisis de la
Carta Natal muchas veces nos ayuda a descubrir aspectos de la relación con ellos
de los que no somos conscientes y que sin embargo, han estado condicionándonos.
Generalmente las personas adictas al enamoramiento, fueron destinatarias de
pocas demostraciones de amor y de comentarios críticos e incapacitantes que
afectaron fuertemente su autoestima.
Y también es especialmente importante estudiar la ubicación de Venus en la Carta
Natal y los aspectos que forma con los demás planetas, porque de dicho estudio
podremos deducir cuáles son las reales necesidades emocionales de la persona. A
veces creemos tener claro lo que necesitamos y no es así.
Si hemos desarrollado la adicción al enamoramiento es imprescindible hacer algo
al respecto, si es que queremos encontrar en forma firme, estable y duradera el
Amor. De lo contrario, nuestras experiencias amorosas se asemejarán a un eterno
comenzar/finalizar/recomenzar y por supuesto, todo ello acompañado por el dolor
generado por la frustración.
Como toda adicción, es curable con una condición: que queramos liberarnos de
ella.