Tal como lo señala Alejandro Parra "Imágenes de lo Oculto" no sólo produjo una marca importante como resultado de la primera actividad a nivel mundial de su estilo, sino un ejemplo de tolerancia entre escépticos, espiritistas, parapsicólogos, psicólogos, antropólogos, historiadores, filósofos y todos los que desde algún lugar del saber, intentaron realizar su aporte y exponer su posición, en un clima de respeto al que los argentinos quizás no estamos acostumbrados.
Agrega su agradecimiento a todos los que, pudiendo vencer sus prejuicios se animaron a participar, a los medios que nos acompañaron y difundieron, a los expositores, al público, a los colaboradores, a los críticos, y a todos los que de alguna manera u otra apoyaron e hicieron posible esta actividad. El intento de llevar a la luz lo oculto no es ni debería ser monopolio de unos pocos sino que fue y debería ser patrimonio de todos.
Otros temas analizados fueron:
El Grupo Argentino de Transcomunicación Instrumental (GATCI):
Acompañando en el dolor y la pérdida.
Luis Mariani y Néstor Sanzón
Mucho se ha escrito y se ha hablado sobre la transición y la posibilidad de la supervivencia aun más allá de la vida. Desde tiempos remotos, distintas civilizaciones, con sus propias creencias y pautas culturales, han intentado encontrar explicaciones, tanto desde el punto de vista espiritual, esotérico o religioso, y más recientemente, desde el punto de vista científico. Una suerte de debate entre religión, superstición, ciencia y escepticismo, ha mantenido por los tiempos un manto de dudas sobre la realidad de la existencia de vida después de la vida. Tal vez sea por esta razón que generalmente, cuando un hecho que creemos irreparable, como la transición de un ser querido ocurre, el sufrimiento es intenso y una sensación de abatimiento se apodera, independientemente cual fuere la creencia. En un primer instante se cree haber perdido por siempre el sentido de la vida y en algunos casos el duelo se transforma en una carga insostenible.
Sin embargo, ninguno de quienes integramos el Grupo Argentino de TCI, nos hemos resignado a que el contacto con nuestros seres queridos que han partido se interrumpa por siempre, y a pensar que nada más que un recuerdo quedará entre ellos y nosotros. Y lo logramos.
La práctica de la Transcomunicación Instrumental nos ha permitido no sólo comprobar que es posible mantener ese vínculo de conexión real, que nos hace saber que ellos existen, sino que además, ha renovado y fortalecido nuestra fe. La técnica de Transcomunicación Instrumental es una herramienta, de práctica personal que permite enfrentar nuestras limitaciones, para fortalecer el vínculo ínter dimensional, de lo cual, existen para nosotros pruebas incuestionables, como son las voces grabadas en un cassete de audio de simple tecnología. Practicamos y divulgamos la TCI, porque es la manera a través de la cual hemos logrado una vida en armonía con el Universo y nuestros Seres de Luz, que nos ha permitido comprender la verdadera dimensión de la vida y su creación, con amor, fe y esperanza. estamos abiertos y confiados en ser capaces de ayudar a todos quienes crean que este puede ser uno de los caminos que les permita encontrar la paz, a partir de haber vivido momentos de intenso sufrimiento, ó simplemente a quienes deseen conocer la TCI como una manera distinta de comprender la realidad de la eternidad.
El asistente a la disertación del Grupo Argentino de TCI conocerá porque, cuando y como realizamos y recomendamos la práctica de la técnica y como interpretar otras señales que nos aseguran que la vida después de la vida es una realidad.
Cazando lo intangible":
Instrumentos y detectores de presencias aparicionales.
Oscar Barros
En una investigación se debe tomar en cuenta hasta el mínimo detalle. Es por ello que el investigador de actividad paranormal debe tener conocimientos de física, química, meteorología, y psicología para determinar si un fenómeno esta dentro del campo anómalo, o bien si es un fraude. Todos los casos son distintos, y mayormente irrepetibles, por lo que es necesario contar con un método y serie de instrumentos. Considero primordial la calificación psicológica de los involucrados en el fenómeno. Observar gestos, movimientos de manos y pies, y en especial las pausas en sus respuestas o aclaraciones. Luego, el sitio donde se producen los fenómenos. Si bien podemos medir con varillas o péndulo, no debemos descartar dos tipos de magnetómetro para evitar influencias externas, que en algunos casos son producidas por niños con características histeriformes o ancianos por lo general con prostatitis.
La antigua "siembra de velas" en una habitación para determinar el lugar de una remanencia o plasmación de un estado psicológico alterado (lugares con mayor iotización por concentración de oxígeno), lo hemos reemplazado con detectores y medidores de ionización electrónicos. Otro instrumento sumamente útil es una PC portátil que analice el espectro sonoro, ya que los ultrasonidos se pueden focalizar en determinados lugares cúmulos foto-iónicos que son visibles por pocos segundos.
Otro elemento ideal son las cámaras dotadas con infrarrojo, que son útiles no sólo para señalar los lugares en que espejos y vidrios puedan formar imágenes reflejas (similar a lo que conocemos con el nombre de hologramas), sino también como apoyo para registrar movimientos térmicos. Nos queda por nombrar el detector de ráfagas de aire que consta de cinco sensores para darnos ubicación y dirección de la corriente de aire. Para finalizar, en ocasiones, es necesario proveerse de algún equipo suplementario, y de una segunda o tercer visita. Es posible que cuando ocurre algún fenómeno, quien lo produce, no tiene la misma tensión nerviosa que cuando está solo.
¿Es posible "inventar" un fantasma?:
Una revisión del caso Philip y de nuestras propias experiencias en Argentina.
Juan Gimeno
Toda la información confiable sobre apariciones está basada en encuestas. Desde la primera realizada en 1882 por la Society for Psychical Research de Londres hasta hoy, se han llevado a cabo decenas, variando muy poco los resultados. En general se acepta que hay preeminencia de lo visual, siendo casi imposible conocer casos donde las apariciones hayan podido interactuar con su entorno físico. Otra característica parece ser su carácter espontáneo, ya que los pocos casos experimentales denunciados no cuentan con suficiente credibilidad o permanecen como anécdotas residuales dentro de ensayos dedicados a otros fenómenos.
Sin embargo, existe un antecedente conocido pero poco releído y comentado, sobre un experimento cuyo objetivo fue la construcción de una aparición, más precisamente del fantasma de una persona al que se le asignó un nombre (Philip), una biografía y hasta un rostro imaginario, llevado adelante a partir de 1972 en la Toronto Society for Psychical Research. Allí se formó un grupo al estilo de las antiguas seànses espiritistas, aunque siguiendo los consejos de K. Batcheldor en el sentido de que un ambiente de alegría y distensión ayudaría a lograr mejores resultados que el silencio y la introspección. La intención era que Philip se hiciera presente con las características habituales de las apariciones conocidas.
Después de un año de reuniones semanales, finalmente el fantasma apareció, aunque no de la manera esperada, sino a través de golpes y movimientos de la mesa alrededor de la que se reunían. Mediante un código preestablecido, respondía a las preguntas de los investigadores y de otros invitados especiales, mostrando incluso estados de ánimo diversos, expresados mediante la velocidad y el dinamismo de las manifestaciones. Esas respuestas en ningún caso fueron más allá de la biografía pautada ni del conocimiento general de los presentes. El mismo grupo llevó adelante un segundo experimento, esta vez intentando construir un fantasma llamado Lilith, con resultados similares al primero.
El análisis de estos casos permite alentar fundadas expectativas en el campo de las experiencias aparicionales. En primer lugar quedaría probado el carácter físico de estos fenómenos, ya que las reuniones fueron filmadas, desechando además la hipótesis de la alucinación colectiva. Por otra parte, abre el camino a un extenso trabajo de laboratorio, donde hasta ahora sólo era posible avanzar mediante la escurridiza herramienta de la encuesta y el estudio de casos espontáneos.
En Argentina, a mediados del siglo XX, existieron grupos con objetivos y resultados similares al aquí mencionado, que lamentablemente quedaron olvidados por no coincidir con el paradigma de la parapsicología del momento. Precisamente hoy, en que ese mismo paradigma se encuentra debilitado y se buscan nuevas estrategias que permitan retomar la iniciativa, tal vez sea el momento oportuno de comenzar a replicar aquellos viejos trabajos olvidados.
Investigaciones neurofisiológicas y psíquicas sobre la mediumnidad
Daniel Gómez Montanelli
Desde el punto de vista neuropsicológico, la mediumnidad, es una función sensoperceptiva que requiere de un órgano sensorial que capte el estímulo; de un área de la corteza que procese la información y de una estructura subjetiva que la interprete. Los cristales de hidroxiapatita de la glándula pineal captan la onda electromagnética del pensamiento del espíritu comunicante; la cual, es enviada al tálamo, y de allí, a los lóbulos frontales para su procesamiento posterior. Para ello, es necesario que los lóbulos frontales se encuentren mielinizados por la práctica espiritual del médium. Si la persona, no está interesada en la autotrascendencia, la percepción espiritual, una vez enviada al tálamo, va a influir directamente sobre el hipotálamo y sus estructuras adyacentes, y esto, se va a traducir en trastornos psicológicos y/u orgánicos.
Las investigaciones revelan que los fenómenos anímicos y espíritas están en relación con la cantidad de cristales de hidroxiapatita presentes en la glándula pineal. Las personas con poca cantidad de cristales, tienen más disposición para la producción de fenómenos anímicos; y de no mediar un cultivo de su espiritualidad, se observa que presentan fenómenos orgánicos colinérgicos como incremento de la actividad del aparato digestivo, disminución de la presión arterial, trastornos del sueño, etc., pudiendo experimentar, también, estados ansiedad, fobia o depresión sin causa conocida.
Las personas con un mayor número de cristales de hidroxiapatita tienen más disposición para la producción de fenómenos espíritas. Durante este tipo de trance, la influencia espiritual va a estimular el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) con características adrenérgicas que diferencian el estado de trance espirita de la conversión o simulación histérica. De no mediar una educación de esta facultad, la percepción (consciente o inconsciente) de una influencia espiritual puede desencadenar síntomas orgánicos como arritmia, hipertensión, aumento del flujo renal, aumento en el nivel de calcio y disminución de la motilidad del aparato digestivo -que predispondrá a patologías digestivas diversas-, vasoconstricción periférica que genera la sensación de boca seca, piel y sudores fríos, aumento del flujo sanguíneo en la cabeza que puede producir jaquecas; y síntomas psíquicos como trastornos de alimentación o de la sexualidad, aumento de la autoagresión que origine cuadros de depresión o fobia, o de heteroagresión, que se manifestará como irritabilidad o violencia hacia los demás. Por acción sobre el Sistema Reticular Ascendente pueden ocurrir trastornos del sueño que van desde la hipersomnia hasta el insomnio, los sueños agitados, las pesadillas, las sudoraciones nocturnas, etc.
Si la persona tenía ya, un problema psíquico, bajo la acción de una influencia espiritual el problema puede adquirir dimensiones superlativas. En este último caso, los síntomas, no van a responden a una lógica inteligible para el profesional. En casos extremos puede originar procesos alucinatorios, delirios, conductas bizarras y pérdida del control psicomotor.
En conclusión, la fenomenología mediúmnica, cuando no está debidamente orientada, puede producir alteraciones emocionales en la vida cotidiana. Estudiar la mediumnidad no sólo consiste en conocer más sobre la fenomenología psi, sino también, en comprender mejor la dinámica de la conducta y de la vida emocional.
(Continuará?.)
* E-Boletín PSI. Vol.1, No.3, Septiembre 2006
Carlos Mora Vanegas