Otro ejemplo: en Zambia existe un tipo de árbol que al ser cortado expulsa un
líquido que, al alcanzar el ojo humano daña gravemente la retina en poco tiempo.
Cuando esto sucede, el médico tradicional trae a una nodriza. Esa mujer echa
unas gotas de leche de sus senos en el ojo herido y éste se recupera
inmediatamente.
Para el indígena africano ni la mordedura de la serpiente ni la savia que daña
su ojo son casuales. ¿Por qué es precisamente él quien sufre ese daño y no otro?
La causa última siempre es localizada en la brujería, los espíritus o similares.
De ahí que el remedio físico de urgencia haya de ser complementado por remedios
espirituales. Algunos personajes que tuvimos oportunidad de conocer en Centro-Africa
son sumamente representativos al respecto como Ñao, el hechicero de Ionasa, o
Yangia, curandero mozambiqueño.
Estos personajes, como Ñao, presentan un inquietante aspecto. Con el cuerpo
protegido por una especie de "armadura" de paja y ancho antifaz, junto con su
hacha de piedra, sabrán espantar a los malos espíritus que traen la desgracia.
Sus danzas y escalofriantes gritos aterrorizarían al más pintado... vivo o
muerto. Doy fé de ello. Pero sería un error detenerse en sus estrambóticas
danzas, y en su ridículo aspecto para enjuiciar su magia. Más allá de esas
creencias ancestrales, que Ñao heredó de sus mayores, se ocultan los
conocimientos de generaciones y generaciones de nativos, que han sabido
desentrañar los secretos de la selva, para curar el dolor de sus semejantes?
Fórmulas mágicas y ungüentos secretos
Hace pocas semanas, en un mercado de Noadibou, en la frontera de la República
Islámica de Mauritania, podíamos fotografiar a algunos "marabus" (médicos
tradicionales islámicos) comercializando sus ungüentos secretos y sus extrañas
pócimas mágicas. Pócimas y ungüentos muy similares a las que habíamos visto en
otros mercados parecidos, en otros puntos de Centro-Africa.
Más allá de los productos vegetales, las sales, las arcillas e incluso los
excrementos animales son útiles en la farmacopea de la selva. La boñiga de vaca,
por ejemplo, entra en una fórmula contra la hepatitis, la de gallina contra la
enuresis, etc.
No es fácil, sin embargo, conocer el contenido íntegro de las recetas
tradicionales. Los curanderos, absolutamente discretos en su trabajo, guardan
infinidad de secretos. Habitualmente, por ejemplo, presentan a su paciente el
remedio molido, precisamente para que no pueda conocer los ingredientes.
Algunos misioneros y cooperantes occidentales, fascinados por esos secretos
mágicos, han dedicado su vida a estudiar los efectos curativos de esas formulas
secretas, llevándose grandes sorpresas. De hecho, voces tan autorizadas como el
Dr. Juan Bartolomé Martín, Coordinador de la Ayuda Humanitaria Española en el
Tercer Mundo, y médico con gran experiencia en Somalia, Ruanda, etc, nos
confesaba su admiración por los conocimientos botánicos y médicos de los brujos
y hechiceros tradicionales en Africa, la India, Sudamérica, etc. "¿Sabes que
incluso hay algunos que son capaces de controlar sus constantes vitales hasta
casi detener su propio corazón" -nos confesaba el Dr. Bartolomé hace pocas
semanas en pleno desierto del Sahara-. Más aún: existen algunos casos en los
cuales nativos graduados universitarios de vocación tardía, colgaron de pronto
su título para retornar a sus aldeas y convertirse en curanderos.
Eso ha facilitado la convivencia de medicina convencional y curanderismo en
Africa. Hemos visto personalmente muchos ejemplos.
En Nwabala (Malawi) nos reunimos con el Dr. Herman Nknoma (los indígenas llaman
doctor a cualquier sanitario o practicante), responsable de un centro médico de
la zona. Tras una larga conversación, el Dr. Nknoma nos muestra la "despensa de
medicamentos". La imagen es caótica: una estantería de madera alberga unas cajas
de aspirinas, algunas de preservativos, alcohol, vendas y poco más.
"Igual que en otras muchas poblaciones indígnas del mundo -confiesa Herman
Nknoma- los médicos no tenemos más remedio que convivir con los curanderos,
porque resulta materialmente imposible disponer de medicamentos para todos los
enfermos". Este planteamiento resulta absolutamente comprensible teniendo en
cuenta que en algunas semanas, hasta dos mil enfermos han pasado por el centro
médico que el Dr. Nknoma dirige con la única ayuda de un grupo de voluntarios
mínimamente instruidos. Las palabras del Dr. Nkoma podían haber sido
produnciadas por el farmaceutico de La Habana para resumir la identica situación
de ambas medicinas?
La mágica medicina afroamericana
Una parte de esa esencia mágica africana fué trasladada a América durante los
siglos XVI y XVII. En esa época, los países europeos que habían "civilizado" el
Nuevo Mundo comenzaron a trasladar indígenas africanos a tierras americanas en
el vergonzoso tráfico de esclavos. A aquellos desgraciados les fue arrebatado
todo -hasta a menudo la vida- en el nombre de Dios y de la civilización?
afortunadamente algunos pudieron conservar en su interior sólo dos cosas, su
religión ancestral, y los conocimientos "mágicos" heredados de sus médicos
tradicionales.
De esta forma en Cuba, Jamaica, Brasil, Venezuela, República Dominicana o Haití,
podemos encotrar a brujos y curanderos que han heredado de generación en
generación, los secretos de esas formulas secretas, y humgüentos mágicos, que
vimos en los mercados del Africa Islámica o del Africa negra...
Sin duda el ejemplo más expectacular, e imprescindible, es el increible Putré:
el polvo Zombie.
Lejos de ser un producto de extraños sortilegios esotéricos, la zombificación es
producto de una excepcional aplicación de la química natural por parte de los
bokor -brujos vudú-. El polvo zombie es un compuesto elaborado a partir de un
sinfín de productos de origen vegetal, animal y humano que, mezclados en su
exacta proporción, producen el veneno más fascinante de la brujería
afroamericana.
Extractos de plantas, huesos humanos, tarántulas, sapos venenosos, gusanos y
otros ingredientes no menos pintorescos forman parte de ese polvo zombi cuyo
principal elemento radica en la tetrodotoxina contenida en el pez-globo
haitiano. Esta sustancia es el veneno de origen animal más potente que existe.
Sería largo detallar en profundidad el fenómeno de la zombificación. Baste decir
que una vez elaborado el Putré, una auténtica obra de arquitectura química, el
polvo es depositado en el suelo donde pisará la victima descalza, o se le
soplará a la cara con la ayuda de un guante de goma. El polvo entra en el riego
sanguíneo a través de la epidermis. Llega al corazón y produce una muerte
aparente. Al menos lo suficientemente aparente como para que los médicos
certifiquen la defunción y el "zombi" sea enterrado vivo. Después el bokor
(brujo vudú) acudirá al cementerio para desenterrar al "muerto viviente",
haciéndole ingerir otro veneno que lo mantendrá permanentemente drogado y
amnésico.
Escrito por Manuel Carballal