"El abogado de Chicago John Clark (Richard Gere) sabe que su vida es casi perfecta. Ama a su bella esposa (Susan Sarandon), ha construido una exitosa carrera y criado a dos niños maravillosos. Y sin embargo? sus días de trabajo son rutinarios, el traslado hacia y desde el trabajo es una amansadora y la familia suele estar demasiado ocupada para compartir tiempo. A veces John se pregunta si esto es todo lo que hay, hasta que una noche, al volver a casa, baja del tren y realiza algo impensable." (*)
"Casualmente" anoche fui al cine a ver la película ¿Bailamos?. Y escribo "casualmente" porque en esas horas estaba pensando sobre qué tema escribir mi artículo mensual y porque además, por supuesto no creo en la casualidad. Ese maravilloso guía interno que es nuestra Alma, siempre nos conduce a las experiencias necesarias para que nos demos cuenta de lo que necesitamos (en mi caso, escribir), claro que siempre y cuando estemos lo suficientemente atentos.
John (el protagonista actuado por Richard Gere) tenía una vida perfecta según los valores sociales aceptados y sin embargo, se slentía incompleto. "Algo" faltaba. Y su alma lo conduce a descubrir, a través de una serie de aparentes coincidencias, la solución para colmar el vacío que experimentaba en su vida: bailar.
A mi consulta llegan algunas personas con diversos problemas y cuando analizamos sus Cartas Natales y charlamos sobre cómo son sus vidas, generalmente descubrimos que en realidad tienen un único problema: a sus existencias les falta algo. Y generalmente, ese algo es vibración, pasión, interés, alegría, diversión y sentido.
Formamos parte de una cultura que nos inculca que para ser felices, necesitamos alcanzar determinados objetivos: obtener un título profesional o crear un negocio exitoso, casarnos con una "buena" persona, tener hijos, comprar una casa, viajar cada tanto, etc., etc., etc. Se trata de valores establecidos por el funcionamiento lógico del ego y el problema es que a veces, una vez que los alcanzamos, comenzamos a sentir que "algo" sigue faltándonos. Y ese "algo", es la clave. Veamos un ilustrativo caso que atendí hace un tiempo:
Marta (nombre ficticio), concurrió por primera vez a mi consultorio porque -según sus propias palabras- se sentía deprimida y no ubicaba ninguna causa para ese estado. Tenía treinta y pocos años, estaba casada y su relación matrimonial era buena, tenía dos hijos de 7 y 9 años y trabajaba como psicóloga clínica en una importante institución.
Aparentemente, todo estaba bien en su mundo ... excepto por un "pequeño" detalle: su depresión.
Durante los dos años previos había recurrido a tres terapias en las que había analizado y reanalizado su situación y siempre arribaba a la misma conclusión de que no había ninguna causa para sentirse deprimida. Sin embargo, la depresión continuaba. Finalmente, un colega le habló de alguien que aplicaba una combinación de Astrología y Psicoterapia y así fue que me telefoneó y agendamos una consulta.
Luego de calcular su Carta Natal y visualizar el gráfico en la pantalla de mi computadora, comencé a analizar cómo era su personalidad desde el punto de vista astrológico y cómo había sido su vida familiar durante la infancia y adolescencia. Le comenté que poseía -porque le fue inculcada y también porque ella misma la adquirió- una visión muy estructurada de cómo debía vivir. Puso cara de asombro y me confió que su padre había sido un militar muy rígido y su mamá una maestra igualmente rígida. Recuerdo que pensé: "la pareja perfecta para crear una hija rígida". Recurriendo a su Carta Anual le dije que su Alma necesitaba en ese preciso momento, que ella revisara sus viejos conceptos sobre cómo era adecuado vivir y se atreviera a incorporar a su vida algunos cambios. Su asombro aumentó, porque en su esquema mental no estaba incluído el concepto de Alma y mucho menos, la posibilidad de que dicha Alma estuviera interviniendo activamente en su vida.
Le mostré en su Carta Natal, como su Alma la había estado conduciendo desde su nacimiento por determinados caminos y como actualmente necesitaba que comenzara a transitar algunos nuevos. También le mencioné lo que yo llamo "las señales del Alma". Denomino así a algunos estados internos y sucesos aparentemente externos que comienzan a ocurrirnos y que son los intlentos de nuestra Alma para que le prestemos atención.
Me contó que desde hacía dos años, además de la depresión, se sentía "injustificadamente" insatisfecha y aburrida. "Casualmente" también en ese tiempo su esposo había conseguido un nuevo trabajo que le implicaba muchas horas fuera del hogar y sus hijos debido a sus estudios y actividades sociales y deportivas pasaban gran parte del día ausentes. Para completar el cuadro, la Institución en la que se desempeñaba como psicóloga clínica, estaba financieramente en apuros y amenazaba con cerrar. ¡Bingo!, le dije. El cuadro estaba completo.
Tanto lo interno como lo externo, eran claras señales que su Alma le enviaba para que ella se percatara de que un estado de vida había finalizado y que ahora necesitaba crear uno nuevo y seguramente más satisfactorio.
Le mostré cómo en su Carta Natal también los planetas estaban señalando lo mismo y le aseguré -porque así lo creo totalmente- que siempre la finalidad del cambio es positiva así como sus resultados, por más que en un principio nos parezca que nos introducimos en un camino incierto e inseguro.
En las siguientes consultas, Marta fue volviéndose consciente de que hasta ese momento había "anestesiado" algunas necesidades porque no coincidían con la rígida idea que tenía acerca de cómo debía ser su vida. Desde su adolescencia, por ejemplo, experimentaba una fuerte necesidad de dedicarse al teatro pero ... era algo absolutamente incongruente con la Marta estructurada, familiera y profesional "seria" a la que siempre había apostado.
Le expliqué cómo se las ingenia el Alma para hacernos saber que llegó la hora de cambiar algo en nosotros: primero nos da suaves palmaditas (sensaciones internas y sucesos externos) y si no le prestamos atención, finalmente nos propina un fuerte golpe (sucede algo que literalmente, nos obliga a cambiar).
Durante los siguientes meses, nos dedicamos a descubrir mediante su Carta Natal y Carta Anual lo que su Alma esperaba de ella y la nueva realidad de vida que tenía por delante y, aplicando técnicas terapéuticas para que pudiera realizar los cambios en primer lugar a nivel interno, Marta logró crearse una nueva situación de vida que le resultó mucho más satisfactoria que la anterior y que además, le produjo un maravilloso mejoramiento de sus relaciones familiares.
Me gustaría que te preguntaras a ti mismo/a:
¿Estoy recibiendo señales de mi Alma?
¿Siento cosas para las que no encuentro una justificación lógica?
¿Están ocurriendo en mi entorno cosas inesperadas y desconcertantes?
Si tus respuestas son afirmativas, es muy probable que tu Alma esté dándote suaves palmaditas. Ahora, tienes que elegir entre actuar voluntariamente o aguardar a recibir un fuerte golpe y te aseguro que la primera opción es, sin dudas, la mejor.
Si tienes alguna duda, escríbeme y buscaremos aclararla.
(*) Este texto es parte del comentario que sobre la película ¿Bailamos?, se publicó en el portal Uruguay Total (www.uruguaytotal.com).
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