LAS POSESIONES DIABÓLICAS
El reestreno de la película «El exorcista» ha situado de nuevo este controvertido tema en el candelero. Marta Valdecasas nos ofrece un breve resumen de la perpectiva católica, médica y parapsicológica.
En sus albores, en sus inciertos y difíciles comienzos históricos, el cristianismo no tenía plenamente asumida de forma unívoca la figura del diablo, pero aceptando las influencias de otras religiones así como el contenido evangélico en dicho sentido, la introdujo. El Antiguo Testamento sólo cita un principio divino positivo, y por lo tanto no se entendía que es lo que podía provocar el mal; al no poder admitir otro dios sin caer en un politeísmo que se suponía superado, de alguna manera se echó mano de un ser inferior y se creó la imagen del demonio de acuerdo con la personalidad que a grandes rasgos ha llegado hasta nuestros días. Es difícil fijar hasta que punto Jesús lo admitió como un hecho sociológico, o bien, ante los milagros que realizaba, los propios narradores achacaban la sanación a la expulsión de demonios del cuerpo, basados en la creencia de la época de que la enfermedad era indefectiblemente provocada por dichas entidades, además de creerse ellos en la obligación de demostrar que los principios del bien prevalecían sobre los del mal.
Es a partir de los siglos II y III cuando la Iglesia confiere carta de naturaleza al demonio como entidad del mal, pero sin que todavía aparezca la figura del exorcista, circunstancia que no se da sino hasta mediados del siglo V, que es cuando empiezan a aparecer los primeros exorcistas que terminan por consolidarse en el siglo VIII. En general se trataba de clérigos que, además de sus tareas habituales, recibían una preparación especial a fin de capacitarlos para desempe ar tan comprometida responsabilidad.
A lo largo de la historia se han dado numerosos y conocidos casos de supuestas posesiones, como por ejemplo el del cardenal Richelieu y las ursulinas de Loudum, aunque dicho sea de paso, se acabó cuando le interesó al inteligente cardenal y tomó connotaciones más de asunto político- religioso que de posesión presunta o real.
Por otra parte, parece obvio que todas las religiones y culturas han tenido siempre sus exorcistas. Recordemos aquí a chamanes, brujos, magos, etc. No obstante, en estos apuntes vamos a contemplar la posesión desde tres aspectos: el religioso, el parapsicológico y el médico.
POSESIÓN SEGÚN LA IGLESIA CATÓLICA
La Iglesia distingue entre obsesión diabólica y posesión diabólica. Cuando el maligno penetra sólamente en el alma de la persona el hecho es descrito como obsesión, de la misma forma que cuando es poseído sólamente el cuerpo físico, haciendo padecer al poseso enfermedades, también se trataría solo de obsesión.
Por contra, en los casos en los que el maligno se posesiona de cuerpo y alma a la vez es cuando tendríamos la verdadera posesión. Durante el transcurso de la misma el poseso pierde la conciencia de si mismo y de lo que esta haciendo, y le obliga a pensar y actuar de forma incontrolada, la persona así poseída puede blasfemar, convulsionar, autolesionarse, sin tener conciencia de que lo esta haciendo.
Comúnmente, la forma de posesión viene condicionada por las creencias y supersticiones del entorno, y el inicio de la misma suele tener un patrón de coherencia grupal. Así, son propensos a la posesión:
- Gente que, dejando su mente divagar, están constantemente especulando e imaginando entidades malignas.
- Sesiones espiritistas, en las cuales el medium cede su cuerpo físico para que supuestas entidades superiores den mensaje o entidades desencarnadas puedan acceder a la luz.
- Ingenuos practicantes de escritura automática.
- Practicantes de oui-ja, sobre todo en aquellas personas de escaso bagaje de conocimientos y cierto temor hacia lo que están haciendo.
- Personas adolescentes, o que están pasando por situaciones emocionales intensas.
- Personas inestables con tendencias histéricas, o cualquier otro desequilibrio emocional.
La Iglesia, para su identificación y posterior "tratamiento", desarrolló lo que se conoce como "RITUAL ROMANO PARA LA POSESION". Según dicho ritual es preciso distinguir entre signos psíquicos y signos físicos, los cuales podríamos enumerar así:
Signos psíquicos:
- Demostrar locura furiosa y odio hacia Dios, la Virgen y los Santos, así como hacia los Símbolos Sagrados.
- Hablar lenguas desconocidas por el poseso.
- Descubrir cosas ocultas y conocerlas, aunque estén lejos del endemoniado.
- Mostrar una fuerza psíquica descomunal, muy superior a lo normal.
- Predecir cosas futuras.
- Influir sobre la materia, levantando y haciendo mover muebles y objetos.
- Haber sufrido un cambio integral de la personalidad primaria, y exteriorizar otra secundaria y desconocida
Signos físicos:
- Tener una fuerza desproporcionadamente superior a lo que corresponde por la edad, peso y físico del poseso.
- Experimentar transformaciones físicas en todo el cuerpo o en partes de él, incluyendo la aparición de misteriosas palabras o signos marcados en la piel.
- Cambios bruscos en la voz (tono, timbre, etc.)
- Violentas convulsiones, contorsiones, y movimientos antifisiologicos, como por ejemplo girar el cuello 360
- Levitar
LA POSESIÓN EN PARAPSICOLOGÍA:
Hoy día, mediante las herramientas que la parapsicología pone a nuestra disposición, podríamos explicar gran parte de los fenómenos que describe el Ritual Romano como producidos por un poseso. Así, tenemos:
- Telepatía: mediante la cual es posible captar las imágenes o conceptos transmitidos por un emisor, en determinadas condiciones.
- Clarividencia: que posibilita la visualización del lugar donde se ocultan personas o cosas.
- Precognición: facultad por la que es posible adivinar ciertos aspectos del futuro.
- Retrocognición: facultad por la que se puede ver el pasado, en similares condiciones a las que deben darse en la precognición.
- Xenoglosia: facultad para hablar idiomas no aprendidos de forma consciente.
- Psicosinesia: la acción consciente o inconsciente de la mente sobre la materia.
- Polstergeis: ruidos y movimientos que se perciben sin causa aparente que los justifiquen, y que los provoca generalmente un sujeto prepúber.
- Fotogénesis: producción de luminiscencias o destellos mediante energía psíquica.
- Pirogénesis: capacidad de generar peque os brotes de fuego, posiblemente mediante la energía psíquica del sujeto poseído (telergia).
- Osmogénesis: olores extra os producidos por la persona objeto de la posesión.
- Termogénesis: variación de la temperatura del recinto, generalmente obteniendo como resultado un descenso medible de aquella.
- Levitación: capacidad del sujeto por la cual su cuerpo logra flotar en el aire venciendo las leyes de la gravedad.
- Aportes: aparición en el recinto de objetos extra os, en el sentido de que no se encontraban previamente allí.
- Ectoplasma: condensaciones de energía psíquica.
- Dermografía: aparición en el cuerpo de escritos, imágenes, por un proceso de profunda e intensa autosugestión.
- Sansonismo: estado especial que se caracteriza por un gran incremento de la fuerza física.
- Trastornos de la personalidad: que en general pueden estar provocados por emociones fuertes o períodos de cambio.
- Psicofonías: registro de voces extra as sin causas aparentemente justificadas, y que supuestamente proceden del mas allá.
LA POSESIÓN EN MEDICINA
En el ámbito de la medicina no existe un reconocimiento de la posesión. Los signos y síntomas peculiares que se manifiestan en un presunto poseso serían debidos a profundos trastornos psicológicos del sujeto. Las enfermedades que más frecuentemente pueden simular una posesión serían:
- Neurosis de conversión
- Esquizofrenia
- Epilepsia, hoy ya esclarecido que no es una posesión demoníaca como se pretendía en la antigüedad.
- Trastornos psicóticos indiferenciados
De todos los presuntos posesos que habitualmente son atendidos en las consulta médicas, o que en general la medicina tiene oportunidad de analizar, un 90% podrían ser encuadrados en el marco patológico de la neurosis de conversión, un 6-7% en el de esquizofrénicos, y en el 3-4% restante se trataría de trastornos psicóticos indiferenciados.
Dada la gran incidencia en este campo, como hemos visto, de la neurosis de conversión, vamos a explicitar lo que con éstos términos se designa en medicina: la aparición de síntomas objetivos importantes sin lesión que los justifique; por ejemplo: una parálisis que no está justificada por lesión de nervio o músculo alguno, o una ceguera en la que los ojos y el sistema nervioso ocular permanece intacto. En estos casos la génesis sería un conflicto psicológico que se trasformaría en un síntoma orgánico, en otros el conflicto psicológico no se manifestaría como enfermedad corporal, sino como enfermedad psíquica, y en este caso le llamaríamos trastornos disociativos, como son, por ejemplo: la amnesia histérica, durante la que el sujeto olvida quien es, o los casos de múltiple personalidad.
Cuadro clínico: la aparición de síntomas es impresionante e inagotable, ya que puede imitar cualquier enfermedad. El síntoma histérico es un intento de defensa en una situación que no se sabe como resolver, y se dan dos tipos de defensa: la calma y la tempestad. Durante la calma serían la parálisis antes citada, la ceguera, la sordera, alteraciones de la sensibilidad (térmica, táctil, dolorosa, etc.) que pueden afectar a una parte o a todo el cuerpo, anestesias que no siguen los esquemas anatómico-neurológicos (en calcetín, en guante, etc.), los síntomas más significados. Entre los de tempestad nos encontraríamos con el gran ataque histérico, durante el cual el paciente grita, se golpea, se desgarra la ropas, se contorsiona, sufre de temblores, espasmos musculares, posiciones extremas (en arco), aunque el histérico no se suele hacer daño y necesita que haya público para desarrollar todas sus manifestaciones, digamos que el paciente tiene que sacar partido a su trance.
Los criterios diagnósticos aplicables a la esquizofrenia y los trastornos psicóticos son los que cita el DSM III.
CONCLUSIONES
La Iglesia adopta hoy día dos posiciones encontradas frente al hecho de la posesión diabólica: los que la niegan rotundamente, y los que aceptan alguna posibilidad con un criterio altamente restrictivo. Según afirman el padre Joseph de Tonquedec, que ha llevado mas de 6000 casos de exorcismo, y su sucesor en la diócesis de París, el padre Gesland, que a su vez ha intervenido en mas de 4000, quizás de todos ellos sólo uno les hizo pensar que podía tratarse de una auténtica posesión, y en otros dos tuvieron dudas. Todos los demás podían ser explicados como trastornos psicológicos.
Está claro que la parapsicología no debe admitir el hecho de la posesión, ya que debería poder explicar parapsicológicamente cualquier signo que presenta el sujeto. Estas explicaciones, no obstante, pueden caer en ocasiones en el mismo defecto del fenómeno que pretende explicar, o sea, su dificultad de constatación y reproducción científica.
La medicina es hoy por hoy, sin duda, la disciplina que puede dar explicaciones más coherentes sobre la posesión, ya que puede explicitar mediante la psicopatología la mayoría de los síntoma que se dan en un sujeto supuestamente poseído. Aunque, evidentemente, no todos...
Marta R. Valdecasas
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