Todas las religiones monoteístas convergen hacia un punto en común cuando se habla del poder divino. Este punto dice que Dios es omnipotente (que
tiene todo el poder). También coinciden en el concepto del poder del mal.
Nosotros nos preguntamos :
¿ Si Dios tiene todo el poder, qué poder le queda al mal ?
¿Cómo es posible que un Dios bondadoso, amoroso y suprainteligente pueda
tener todo el poder, si el mal y sus huestes infernales pululan tentando y
aniquilando a los hombres ?
Es evidente y clara la contradicción existente al respecto por parte de la
mayoría de las religiones. Al margen de toda esta confusión, sentimos en
el corazón que en verdad el poder de Dios es infinito y el mal, con sus
consecuencias, es solo una proyección del ego humano.
Hay un solo Dios, un solo poder, una sola mente. Los hijos del altísimo
encarnados aquí en la Tierra, comparten como un fragmento de la divinidad,
todo el poder de su padre espiritual. Ese poder irradia sabiduría de la
mente infinita aclarando las ideas en el campo mental humano.
El maravilloso universo espiritual es infinito, inmutable y real, como lo
es el hijo del supremo creador hecho a su imagen y semejanza.
Todo el universo espiritual junto a todas las divinas presencias YO SOY de
las incalculables chispas divinas, conforman la única creación existente,
buena y real.
Todo lo que esta circunscrito al tiempo y al espacio y que es regido por
las leyes físicas, tiene un principio, un desarrollo y un final. Esto
comprende lo ilusorio e irreal.
Siglos de arcaicas y caducas enseñanzas religiosas han sumido a la
humanidad en el tremendo letargo en que hoy se encuentran los seres
humanos.
El hombre transita desesperado un mundo de ilusión y fantasía que él mismo
se ha encargado de crear. Esta pesada pesadilla obliga a reflexionar sobre
lo real e irreal, lo bueno y lo malo, lo infinito y lo temporario.
Es muy difícil intentar crecer interiormente si se abriga la creencia de
que lo que vemos, escuchamos y palpamos pertenece a la realidad.
Todo esto es una gran paradoja, puesto que mientras más intentamos
entender y lograr conquistar lo material para adecuarlo a nuestros deseos,
más lo alejamos y se nos torna incongruente.
La búsqueda de la satisfacción de los sentidos, a través del poder y el
ego, conforman una fórmula alienante que a la larga desquicia la psiquis
humana.
El hombre, perdido en este sueño material, confunde los valores esenciales
como la honestidad el altruismo la amistad y el amor.
Para poder desarrollarse correctamente y crecer en armonía con el orden
cósmico universal, se deberá comprender cabalmente, que la totalidad del
poder pertenece al Padre Madre Dios; que la luz y el amor son las bases de
la realidad y que toda la creación divina es positiva y bondadosa.
Ningún poder ha escapado, escapa o escapará del seno pater mater
universal.
Todo lo contrario al orden divino pertenece a la región de las sombras.
Ellas atemorizan con sus fantasmas al niño asustado al que aún le falta
crecer. Toda esta ilusión es patrimonio del reino de Maya y prestarle
atención significa perderse en él.
Circulo Metafisico