El misterio de los levitadores
Por Juanjo Perez
Con frecuencia se relaciona el fenómeno de la levitación con poderes místicos asociados a una u otra religión. Son muchos los relatos sobre monjes budistas, yoguis hindús o incluso santos católicos capaces de levitar, contraviniendo todas las leyes de la física. Sin embargo otros levitadores, ajenos a todo contexto religioso, también han sido capaces de elevar su cuerpo por los aires. ¿Se trata de un fenómeno paranormal, un signo de divinidad o un simple fraude?
"Es imposible que un objeto más pesado que el aire pueda volar". Está tajante máxima afirmada por los científicos hace un siglo quedó totalmente descalificada por los vuelos de los primeros aeroplanos. Sin embargo, desde el principio de la historia, otros objetos más pesados que el aire han podido, según numerosos testimonios, elevarse en el espacio.
Levitación es el término con que los parapsicólogos se refieren al fenómeno que permite a personas, animales o cosas suspenderse en el aire.
Han sido muchos los experimentos realizados en laboratorios de parapsicología en que, en condiciones de control, un sensitivo conseguía suspender en el vacío pequeños objetos. Tanto al aire libre, como en campanas de vacío, sensitivos españoles y extranjeros han conseguido levitar pequeños cuerpos a algunos centímetros de la mesa de operaciones. En España un equipo de parapsicólogos incluso realizó estudios sobre el espectro del campo energético que rodea los objetos en levitación, utilizando polarizadores de imagen. Sin embargo existe toda una escuela parapsicológica que prefiere limitar el término levitación para los vuelos autoprobocados de seres humanos, definiendo las levitaciones de objetos como fenómenos psicocinéticos.
Los vuelos divinos
La levitación ha estado habitualmente relacionada con los fenómenos paranormales de los grandes místicos. De hecho, hasta hace no mucho tiempo, la levitación era considerada un Signum Dei, un signo de divinidad que podía decidir la causa de beatificación o canonización de un santo en los tribunales teológicos católicos.
Son muchos los santos católicos a los que se atribuye la capacidad de levitar. El célebre escritor, historiador y filósofo alemán Joseph von Görres (1776-1848), autor de la colosal obra Christliche Mystik (Mística Cristiana) de cinco tomos y 3.000 páginas compuestas en 10 años de trabajo, cita hasta setenta y dos casos de levitadores en el entorno de la mística cristiana. Entre otros Santa Inés, Anna Latharina Emmerich, Francisco de Asís, etc.
F. Leroy fue más allá, recopilando hasta 250 místicos cristianos capaces de atentar contra la ley de la gravedad, ampliando la lista de Göres con nombres como San Bernardo, Santo Domingo, San Buenaventura, Pedro Armengol, San Vicente Ferrer, San Ignacio de Loyola, Francisco Suárez, Felipe Neri, Juan de la Cruz, José Oriol, Juan Bosco, Santa Gemma Galgani, Teresa Newman, etc.
Algunos de esos levitadores místicos han adquirido un gran protagonismo en la historia de la mística cristiana, bien por sus piadosas vidas o por la gran cantidad de fenómenos paranormales que protagonizaron durante su existencia. En cuanto a su capacidad para levitar, San Pedro de Alcántara llegaba a mantenerse suspendido en el aire -según los relatos de la época- durante horas enteras, Santa Teresa de Ávila acompañaba sus prodígios paranormales -como levitar- de la más extraordinaria poesía mística española, Santo Tomás de Aquino llegó a levitar en presencia de testigos tan relevantes como el pensador y mártir de la heterodoxia Fray Giordano Bruno (1548-1600) y el padre Pio de Pietralcina vivió todo tipo de fenómenos extraordinarios además de la levitación, como los estigmas que le hicieron famoso y le acompañaron durante buena parte de su vida.
Pero si hay un santo católico levitador por excelencia es el famoso San José de Cupertino. Este franciscano que, según Göres levitó al menos en setenta ocasiones documentadas, realizaba vuelos públicos ante numerosos testigos, cosa poco frecuente en las levitaciones de místicos, que prefieren realizar sus prodigios en privado a diferencia de los mediúns espíritas que citaremos a continuación.
El santo varón de Cupertino voló en presencia de muchas personalidades del siglo XVII, como el mismísimo papa Urbano VII o el protestante duque Federico de Brunswick, quién se convirtió al catolicismo después de presenciar uno de los extraordinarios vuelos de San José de Cupertino. Y no es para menos. Presenciar las demostraciones aéreas del santo debieron ser un espectáculo no acto para cardíacos, ya que llegó a realizar vuelos de hasta 25 metros de distancia, manteniéndose hasta dos horas suspendido en el aire, y llegando a izar con él por los aires a otras personas o animales.
Relatan los cronistas, como anécdota, que la esposa del embajador de España en el Vaticano sufrió un desmayo al ver a San José de Cupertino volar sobre su cabeza con total tranquilidad. Y de nada sirvieron las presiones del Tribunal de la Santa Inquisición, que siempre sintió la tentación de relacionar la levitación con intervenciones diabólicas, el santo de Cupertino continuó desplazándose por el espacio contra todas las leyes de la física.
Místicos voladores de otras religiones
Uno de los elementos que contribuyó a que la levitación dejase de considerarse un Signum Dei capaz de suponer la santificación de personajes como José de Cupertino, fue el hecho de encontrarse relatos idénticos a las levitaciones de místicos católicos en otras religiones no cristianas.
Resulta teológicamente inadmisible que, si es la gracia divina o el Espíritu Santo quién hace levitar a un santo, paganos que no han sido siquiera bautizados (condición sine qua non para recibir la Gracia Santificante y por tanto formar parte del Cuerpo Místico de Cristo beneficiándose de los favores del Espíritu Santo) como monjes budistas, bramanes hinduístas, o mártires musulmanes, entre otros, puedan levitar. Así pues debía de ser el Diablo, para el punto de vista de la jerarquía católica tradicional, quién permitiese a yoguis, chamanes o sacerdotes de otros credos levitar.
Y es que fueron muchos los misioneros en Africa, Asia, etc, que testificaron haber presenciado prodigios similares a los de los místicos cristianos, en místicos de otras religiones. Eso fue un auténtico "regalo del cielo" para estos misioneros que pudieron así ampliar su conciencia y tolerancia, dejando de considerarse poseedores del monopolio sobre Dios. También los budistas, musulmanes, judío o ateos son hijos del mismo Dios, y por tanto pueden protagonizar los mismos fenómenos. Suponiendo, claro, que Dios tenga algo que ver con la levitación...
De cualquier forma son muchos los testimonios recogidos entre místicos no cristianos sobre levitadores.
La famosa investigadora Alexandra David-Neel recogió numerosos testimonios sobre monjes capaces de levitar en los monasterios y lamaserias budistas del Tibet; All-Hallaj, famoso místico sufí que murió mutilado y crucificado entre terribles tormentos, era capaz de levitar -según los testigos de la época- durante sus éxtasis místicos; en las biografías del yogui tibetano Miralepa se afirma reiteradamente que este místico asiático era capaz de volar durante largas distancias después de meditar intensamente sobre el tercer ojo, etc.
De hecho el fenómeno de la levitación no cristiana fue popularizado en occidente a través de los relatos llegados de la Inglaterra colonial de principios de siglo. Personalidades como el juez y orientalista Mr. Jacolliot, que describió las dos asombrosas levitaciones del fakir Covindasami presenciadas por él, o el ilusionista Keller, admirado por el famoso Harry Houdini, despartaron el interés y curiosidad de estudiosos occidentales al afirmar que la levitación era un hecho indiscutible.
Keller, que como ilusionista intentó descubrir el truco de los fakires levitadores, terminó confesándose impotente para explicar el fenómeno. Esto ocurrió cuando, en 1882, desafió al médium británico Eglinton a levitar, y este se hizó por los aires arrastrando con él al propio Keller. Mas tarde, en Calcuta, presenció junto con otros 5.000 espectadores como un fakir se suspendía a un metro del suelo ante el Príncipe de Gales. Y posteriormente presenciaría otra levitación, esta vez de un joven zulú, bajo los poderes de un brujo africano.
De hecho, en la actualidad, los principales documentos sobre la supuesta realidad de la levitación nos llegan de contextos no cristianos.
Durante los años setenta adquirieron gran protagonismo mundial las practicas del Guru Maharishi quien, en 1977, había afirmado publicamente que la levitación era una habilidad que podía desarrollarse voluntariamente. Durante mucho tiempo las fotografías de devotos del programa Sidhi-MT (Meditación Trascendental), del Gurú Maharishi, ilustraron revistas de todo el mundo pretendiendo
evidenciar que la levitación era un fenómeno accesible a todo el mundo. Sin embargo otro Gurú, Swami Vishnu Davananda, atacó sistemáticamente las levitaciones de MT, afirmando que esas fotografías podía realizarse dando saltos, con una técnica determinada, en posición de loto. El resultado era la aparente suspensión en el aire del meditador...
La otra evidencia llega desde África. La única filmación en video de una levitación, al menos que yo conozca -y conservo en mi archivo-, fue realizada por el productor muniqués Rolf Olse hacia 1975. Dicha filmación, incluida en el documental Reise ins Jenseits (Viaje al Mas Allá) presenta la levitación del chamán africano Nana Owaku efectuando el "rito de la ascensión", para invocar a los dioses del río en el Alto Volta.
Para conseguir este prodígio el chamán permanece durante varias horas aislado y "en comunión con los espíritus de las aguas". Mas tarde rompe una rama del árbol donde ha meditado, se acerca al poblado y traza un círculo. Se prepara un circulo de fuego donde ha indicado el brujo y, en el centro del mismo, el chamán comienza a hizarse lentamente a más de un metro de altura. Unos minutos después el brujo africano cae por tierra extenuado...
¿Poder humano, diabólico o divino?
Como decíamos anteriormente, con frecuencia se relacionan los poderes psíquicos y los fenómenos paranormales -como la levitación- con causas trascendente. Y no solo a la divinidad de han atribuido esos fenómenos. También el mismo Satanás ha sido hecho responsable de la levitación de muchas personas.
En el contexto de la demonología católica y protestante existen numerosas referencias a supuestas levitaciones en relación con pretendidas posesiones diabólicas. Desde los procesos inquisitoriales del medievo, hasta los demonólogos contemporáneos como Conrado Balducci, son muchos los casos de pretendida posesión diabólica en que el supuesto poseído levita de una u otra forma.
Francisco de Pau Solá, sacerdote católico recientemente fallecido, participó en dos casos de supuesta posesión, y en ambos presenció personalmente sendas levitaciones de los posesos. El primero, según nos contaba el Padre Solá poco antes de morir, ocurrió en un colegio de Zaragoza. Una de las alumnas había comenzado a guardarse la Sagrada Forma durante el sacramento de la Comunión para entregársela a su hermano, quien practicaba "ritos satánicos". Poco a poco la niña fue manifestándo los síntomas de la posesión, como la animadversión a todo lo sagrado, conocimientos inexplicables, etc.
Un día entre varias compañeras y monjas, junto con el padre Solá, condujeron a la niña a la capilla del colegio. Inmediatamente después de que el Padre Solá la bendijese, la niña levitó saliendo disparada por encima de los bancos de la iglesia cruzándola de punta a punta, hasta darse de cabeza contra el altar mayor y perder el sentido. Al recuperar la conciencia se encontraba totalmente restablecida y jamás volvió a recordar nada de su pseudo-exorcismo.
El otro caso que el Padre Solá nos describió lo presenció en Paris. Se encontraba reunido con el entonces exorcista oficial de la archidiócesis de París, quien iba a mantener una entrevista con una supuesta posesa. Durante dicha entrevista entre exorcista y posesa, también una joven adolescente, y en presencia del Padre Solá, la niña comenzó a caminar cruzando el cuarto. Al llegar a la pared simplemente apoyó su pierna e inmediatamente se puso horizontal al suelo caminando por la pared primero, y después por el techo, atentando contra todas las leyes de la gravedad. Según nos narraba Solá "me llamó mucho la atención que el pelo, y la falda plisada que llevaba, mantenían su forma original, sin caer hacia el suelo, sin acusar la gravedad".
El padre Conrado Balducci, a quién también conocimos personalmente, considerado el máximo experto en demonología del Vaticano describe episodios similares.
Evidentemente testimonios tan espectaculares no abundan. Pero no es de extrañar que ante tal espectáculo el testigo, y más si es un exorcista, atribuya ese prodigio a Satanás y su Corte Infernal.
¿Pero y si alguien pudiese levitar sin trances místicos ni diabólicos? La tesis mantenida por la parapsicología científica es totalmente agnóstica. Según la hipótesis parapsicológica no existen espíritus, ángeles ni demonios relacionados con la levitación ni otros fenómenos paranormales. El origen de los mismos estaría en las capacidades paranormales de la mente humana. Llegados a este punto resulta imprescindible referirse al más sorprendente sensitivo en la historia de la parapsicología; el escocés Daniel Douglas Home.
Daniel Douglas Home (1833-1886) era, según su propia autobiografía, hijo ilegítimo del décimo conde de Home. Padecía frecuentemente enfermedades, no aprendió a caminar hasta cumplidos los seis años y en algún momento de su vida presentó parálisis, perdida de memoria y nerviosismo. Pasó su juventud en Estados Unidos, y aunque en su juventud ya se describen algunos fenómenos paranormales, es pasado pubertad
cuando se manifiestan plenamente sus extraordinarios poderes paranormales. Tras su vuelta a Inglaterra, en 1855, Home comenzó a realizar demostraciones a plena luz de casi todos los fenómenos paranormales; elongación, insensibilidad al fuego, clarividencia, etc). Su fama como médium dió la vuelta al mundo, pero indudablente dicha fama se debía en buena medida a su habilidad más extraordinaria: la levitación.
Home recorrió varios países haciendo demostraciones de sus poderes en muchas cortes europeas. En presencia de personalidades como Leon Tolstoi y Alejandro Dumas (padrinos de su boda), Mark Twain, el zar Nicolás I, Napoleón III, Bulwer Lytton o el famoso científico y parapsicólogo Sir William Crookes (inventor del tubo de rayos catódicos y descubridor del Talio), entre otros.
Sir William Crookes analizó a Home a partir de 1871, generalmente en su propio laboratorio y a plena luz, y fue uno de los numerosos testigos de las levitaciones de Home.
El médium escocés asegura en sus libros que no sentía ninguna sensación especial en su cuerpo durante la levitación, a no ser una ligera sensación de calambre en los piel. Se levantaba en el aire varios metros y, con frecuencia, escribía mensajes en los techos de las habitaciones donde hacía sus demostraciones. Textos que todavía hoy se conservan en alguna de las casas donde Daniel Douglas Home contravino la ley de la gravedad.
En ocasiones Home elevaba a otras personas, animales u objetos en sus levitaciones, sin embargo la sesión que le dió fama mundial se produjo el 13 de diciembre de 1868. Según atestiguaron varias personas Home, tras caer en su trance acostumbrado, se elevó horizontalmente del suelo, y con los pies por delante salió por una ventana de un tercer piso entrando por otra ventana de la misma vivienda...
¿Y si todo fuese un fraude?
Inspirados en relatos como los de Home, Eusapia Paladino, Rudi Schneider u otros muchos médiums espiritistas levitadores, ilusionistas, prestiligitadores y mentalistas de todo el mundo han desarrollado infinidad de efectos mágicos de levitación.
Actualmente cualquier distribuidora de productos de ilusionismo incluye en su oferta numerosos trucos de escena, o magia de cerca, que pueden levitar desde un pequeño objeto a varias personas.
El "levitación de billete", la silla de levitación, la "levitación de yogano", o más recientemente la "levitación fantástica de Fearson", son algunas de las ofertas que hacen los fabricantes de productos mágicos para asombrar al público con la ilusión de espectaculares levitaciones.
Sin embargo, si existe una levitación mágica espectacular con mucha diferencia, es la ilusión del vuelo de David Copperfield. Copperfield, considerado el mago más famoso del mundo, utiliza un ingeniosos sistema de hilos -ajustados a un cinturon/arnes- y un sofisticado programa informático, con ayuda de alguna ilusión visual, para volar por encima del publico dando giros y piruetas, e incluso tomando a un espectador en brazos y llevándolo en su vuelo por el teatro. Poco tiene Copperfield que envidiar a los vuelos de Daniel Douglas Home.
Sin embargo, los ilusionistas están limitados por una serie de requisitos que, al menos en teoría, un parapsicólogo debería poder controlar en su laboratorio para evitar trucos. Además, en los tiempos en que Home volaba por encima de las cabezas coronadas de las cortes europeas los sistemas informáticos de Coperfield y sus ilusiones visuales ni siquiera se habían imaginado. Por eso resulta absurdo equiparar ambas levitaciones "auténticas" y "falsas".
¿Como es posible que los místicos, yoguis, chamanes, fakires, o Daniel Douglas Home leviten? La respuesta continúa siendo un enigma, pero difícilmente encontraremos la explicación acudiendo a trucos de ilusionismo...
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