Los profesionales del Aire y los OVNIs. Cap. 1
Por Manuel Carballal
Estoy firmemente convencido de que existen centenares de casos OVNI protagonizados por todo tipo de profesionales del aire que permanecen desconocidos por los investigadores. En este sentido, los controladores aéreos son testigos especialmente interesantes para el investigador OVNI. Por un lado, su formación y su actividad profesional les obliga a conocer y a saber identificar todo tipo de aviones, helicópteros y aeronaves convencionales; por otro, los avistamientos desde el mismo Centro de Control posibilitan que el controlador utilice todo el instrumental de Tráfico Aéreo para intentar identificar el fenómeno (radares, comunicaciones con Defensa, etc).
Y por si todo esto no fuese suficiente, la mayoría de los aeropuertos y de los aeródromos cuentan con un servicio de información meteorológica y, lógicamente, con meteorólogos de servicio durante las veinticuatro horas del día, con lo cual un avistamiento OVNI acontecido en las inmediaciones de un aeropuerto no sólo cuenta con el testimonio, de por sí altamente creíble, de los controladores, sino también con el de los meteorólogos de guardia. Así pues, todos los argumentos y explicaciones que los desinformados escépticos esgrimen para solucionar estos casos, como globos sonda, aviones, nubes lenticulares, rayos en bola, etc., resultan poco verosímiles. Realmente, si nuestros controladores aéreos confunden a sus aviones con platillos volantes, y los meteorólogos ven ovnis en sus globos sonda, bien podemos dedicar las universidades y los centros de formación profesional a la cría de caracoles...
A finales de 1991 inicié una investigación especializada en avistamientos ovni de profesionales del aire. Para ello decidí introducirme, en la medida de mis posibilidades, en el mundo de la aeronáutica. Mi primera intención fue ingresar en una escuela de pilotos, concretamente en la Escuela de Pilotos de Peinador, pero los precios de los estudios de piloto superaban, con mucho, mis posibilidades y pronto abandoné la idea. No obstante, cuando ya me planteaba dejar a un
lado esa estrategia, me encontré con la escuela de paracaidismo Galsur, cuyos precios, mucho más módicos, me permitían introducirme en el mismo aeropuerto de Peinador, entre pilotos, paracaidistas, controladores, radaristas, técnicos de mantenimiento, etc. Y así pude llegar a investigar de cerca algunos de esos interesantes casos protagonizados por los testigos OVNI más cualificados: los profesionales del aire.
Fue un comentario de Carlos Bello, controlador aéreo y piloto, compañero en la Federación Gallega de Deportes Aéreos el que, el 20 de marzo de 1992, me puso en la pista de este caso. Sin embargo, tuve que esperar hasta el 6 de mayo para poder "colarme" en el Centro de Control Aéreo de Santiago de Compostela (Labacolla), forzando la "coincidencia" para hacerlo en el turno de Manuel Pérez, un veterano controlador aéreo con experiencia en distintos Centros de Control españoles que, en todos sus años de servicio coordinando el tráfico aéreo y vigilando todo tipo de aeronaves, nunca había visto, ni volvería a ver, algo parecido a lo que vio aquella noche.
-Eran aproximadamente las 22:30 y yo acababa de entrar en mi turno -me explica mientras manipula planes de vuelo y vigila el radar de la Torre- , por eso recuerdo la hora. De pronto los vi, por ese ventanal de la Torre de Control. Eran tres focos muy luminosos, que variaban de color y que estaban estáticos, suspendidos en el aire.
-¿Recuerdas si esos focos se parecían a las luces de posición de un avión o de un helicóptero?
-Para nada. Aunque algunos colores coincidiesen, otros no; rojo, azul, verde... y además no estaban situadas como unas luces de posición. Mas bien parecía que todo el objeto era luz... pero quisieron hacer creer que era la estrella Sirio... ¡Ja!
Aquella noche otro testigo de excepción se encontraba en el aeropuerto de Labacolla: Marcos Tellería, Jefe de Torre con más de 40 años de experiencia en el control aéreo. No podría reunirme con él hasta el 1 de septiembre, pero la espera valdría la pena, ya que el Sr. Tellería disponía de una perspectiva más completa del avistamiento, pues había observado a los OVNIs desde distintos puntos y presenció sus evoluciones, mientras que Manuel Pérez tuvo que concentrar su atención en el tráfico aéreo que, ante aquellos objetos no identificados, se hallaba potencialmente en peligro.
-Yo estaba abajo, dentro del aeropuerto, cuando me avisaron de la Torre -recuerda el Sr. Tellería-, y lógicamente salí al exterior para confirmar si había verdaderamente algo extraño afuera.
-¿Y qué vio?
-Al principio eran tres focos muy brillantes de color rojo. Lo recuerdo muy bien. Estaban estáticos y se hallaban muy cerca del aeropuerto. Poco más o menos sobre el aeroclub.
-¿Estaban muy alto? ¿Como un avión comercial, como una avioneta, como un caza militar quizás...?
-¡Qué va, en absoluto! Aquellos objetos estaban parados entre nosotros y Castrelo, y si Castrelo está a 120 metros sobre el aeropuerto, aquello estaría a unos 50 metros del suelo. Mientras esbozaba en mi cuaderno un croquis del avistamiento, el Jefe de Torre continuó su relato.
-Inmediatamente avisé al meteorólogo del aeropuerto (el sr. Recado), que es muy escéptico en cosas de ovnis, y él pudo verlo como yo, y como un montón de gente que estaba en el exterior del aeropuerto esperando algún vuelo. O sea, que aquello no tenía una explicación fácil.
Al momento Telleria y Recado subieron a la Torre de Control para observar mejor el fenómeno.
- Era como si estuviesen exhibiéndose. Ahí parados, suspendidos y cambiando de colores, estuvieron durante media hora.
- ¿Y en todo ese tiempo no hubo forma de averiguar qué era aquello?
- Imposible. Yo, como responsable del Centro de Control, inmediatamente llamé a Defensa, a Control Madrid; llamé también a la Escuela Militar de Marín, a la Base de la Marina de Ferrol... Nada de nada. No había vuelos en la zona, no había portaaviones de maniobras, ni operaciones de entrenamiento, ni helicópteros de rescate...
Además, ningún aparato normal puede estar parado así durante media hora. En una insólita demostración, como si quisieran exhibirse descaradamente, durante unos 30 minutos los tres ovnis permanecieron suspendidos en el aire, a 50 metros escasos del suelo. Pregunté a los testigos si hubo algo que les llamase especialmente la atención. La respuesta fue unánime.
- Sí. Aquellos objetos no hacian ningún tipo de ruido. Y es imposible que a la distancia que los teníamos, tan cerca de la Torre, no hiciesen el más mínimo ruido. Además la noche estaba absolutamente despejada, a pesar de ser otoño, y la propagación del sonido era muy buena, pero aun así no escuchamos ningún ruido de hélices, turbinas, motores, ni nada por el estilo. Y otra cosa: no aparecían registrados en el radar primario que tenemos en el piso inferior de la Torre de Control -que, por cierto, es muy bueno-, y eso sí que es imposible...
Hago aquí un breve paréntesis para comentar que no era la primera ocasión, ni seria la última, en que el Centro de Control de Tránsito Aéreo de Labacolla se veía involucrado en un incidente ovni. En otra ocasión (ver monográfico Espacio y Tiempo, Los Testigos de Elite) los radares primarios de Labacolla sí detectaron un ovni, que fue avistado simultáneamente por numerosos testigos...
Por fin, al cabo de 30 minutos de exhibición descarada, los tres ovnis ascendieron y pusieron rumbo hacia Santiago de Compostela. Sólo en ese instante Marcos Tellería, a través de los potentes binoculares, pudo cerciorarse de que aquellos
objetos no eran solamente luz.
-Cuando se pusieron en movimiento, al girar, pude entrever que había un objeto debajo de la luz. Anteriormente los focos eran tan potentes que era imposible ver nada más, pero cuando ya estaban girando sobre San Marcos, por donde está la TVG, pude ver una forma sólida debajo de esa luz, aunque era demasiado imprecisa debido al resplandor que la rodeaba...
Mientras charlábamos, el Jefe del Centro de Control recordó otros incidentes anecdóticos que siempre encontraron explicación.
-Cuando los primeros vuelos del Concorde, recuerdo que a veces nos llamaban personas que los confundían con OVNIs. Al volar a nivel 510 y superar la velocidad del sonido, coincidía que sobrevolaba Galicia, y en días de buena propagación y baja nubosidad, la gente escuchaba la explosión y nos llamaban. Pero lo de aquella noche era diferente. Además, ahora ya no se nos cuelan portaaviones de la OTAN como pasaba antes, que seguramente han provocado alguna confusión...
Haciendo acopio de valor, y un poco irrespetuosamente, enfrenté a Telleria con la posibilidad de que él, el controlador de servicio, el meteorólogo y los demás testigos hubiesen confundido cualquier aeronave normal con aquellos ovnis. Lógicamente ofendido, y con toda la razón del mundo, la respuesta fue contundente.
- Mira, yo llevo 42 años en servicio. Soy controlador aéreo desde 1957 y antes de que existiese el control aéreo ya era radiotelegrafista. Desde 1962 soy el Jefe del Centro de Control, y ya he visto todas las cosas que vuelan habidas y por haber. ¿Tengo yo pinta de alucinar con marcianos?
Evidentemente, creo que sobran los comentarios. Ahora bien, ¿qué ocurrió realmente aquella noche? ¿Qué eran aquellos tres objetos luminosos que durante media hora se exhibieron descaradamente sobre el aeroclub de Santiago? ¿Supusieron algún riesgo para el tráfico aéreo de Labacolla? ¿Cómo es posible que, a pesar de la cercanía de los ovnis al aeropuerto, éstos no fuesen detectados por el radar primario del mismo ni, por lo que sabemos, por ningún otro radar? ¿Y cómo es que, alertados por el Jefe del ATIC Control Madrid, Defensa y varias bases militares, no se realizó -que sepamos- ninguna gestión oficial al respecto...?
Las preguntas que plantea este caso, como tantos otros, son un excelente motivo de reflexión sobre lo muy incómodo que resulta el fenómeno ovni a los estamentos oficiales. Por otra parte este incidente ovni, como ya hemos dicho, no fue el primero ni el último en que se vería involucrado el Centro de Control de Tránsito Aéreo de Santiago de Compostela. Y ello nos lleva a otra conclusión. Los controladores aéreos son un elemento interesantísimo dentro del rompecabezas ovni, y su protagonismo no se limita exclusivamente a su papel de testigos visuales. En otros casos los controladores se han convertido en notarios del avistamiento de varios aviones en vuelo, recogiendo objetivamente datos valiosisimos y contrastando las descripciones de los pilotos. En otras ocasiones han testificado la realidad de un avistamiento a través de sus radares, o han recogido en sus libros las denuncias de técnicos, operarios de mantenimiento, funcionarios, etc., sobre avistamientos acaecidos en el mismo aeropuerto, aterrizajes en cabeceras de pista, etc. Finalmente, a veces han recogido las denuncia de testigos civiles que, tras ver un ovni en alguna población cercana, telefoneaban al aeropuerto en busca de información.
Por todo ello, yo he descubierto en los controladores aéreos una estimulante fuente de información ovni veraz, fiable y sumamente enriquecedora, que ha pasado desapercibida para los ufólogos durante años. Así pues, es justo equiparar a los controladores con otros Testigos OVNI de Muy Alta Credibilidad, como los pilotos, radaristas, etc., y de todo ello daremos buena cuenta en las próximas ediciones de Mundo Misterioso.
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