Fue entonces cuando el motor, las luces y la radio de su coche patrulla
dejaron de funcionar. El ovni se encontraba parado a unos 3 metros del suelo. En
ese momento Delgado intentó hablar por radio con la comisaría, pero su walkie-talkie
no funcionaba. Poco después el objeto desaparecía a gran velocidad y el agente
Delgado quedaba en un estado de shock, hasta la llegada de otro agente de
policía que lo encontró llorando junto al coche.
A raíz de estos datos, y de
otros extraídos del catálogo de 441 casos elaborado por Rodeghier, los miembros
del panel consideran los casos de efectos sobre vehículos de gran interés y "muy
intrigantes" y atribuyen los efectos a la acción de campos magnéticos,
posiblemente de baja frecuencia.
Conclusiones
"La información generada en los últimos 50 años no ha probado la existencia de una tecnología extraterrestre tras el fenómeno, lo que no implica que nos enfrentemos a un fenómeno inusual y desconocido por la Ciencia", aseguran los autores del informe, quienes han centrado sus esfuerzos en clasificar los diferentes efectos producidos por el fenómeno OVNI, manifestando su preocupación ante las consecuencias de algunos de estos efectos, alertando a la comunidad médica de las muertes que determinados tipos de encuentro pueden provocar.
Entre sus conclusiones, el "Panel Sturrock" afirma que el fenómeno requiere respuestas universales y que los científicos -gracias a la investigación OVNI- pueden llegar a comprender mejor la realidad que nos rodea. Además, instan a la comunidad científica a colaborar con los ufólogos y a las instituciones a apoyar estos estudios, presentando un esquema organizativo sobre cómo operaría un grupo científico y civil, pero oficial, dedicado a la investigación OVNI tomando como modelo a imitar el SEPRA francés. Estos hipotéticos grupos -cuya formación, en opinión de Sturrock, sería decisiva a la hora de resolver el enigma- deberían tener acceso a las informaciones de rádares, centros de control, archivos oficiales, etc. Además, debería contar con el apoyo subvencionado de laboratorios y consultores científicos; requerirían material técnico para las investigaciones (equipos ópticos, estereoscopios, instrumentos de detección magnética y radiactiva) e incluso las autoridades deberían comprometerse como responsables subsidarios en aquellos casos OVNI como consecuencia de los cuales testigo o entorno hayan sufrido algún tipo de daño.
Reacciones enfrentadas
"Soy profesor emérito y no me preocupa haber destapado una caja de pandora", asegura Von Eshleman, miembro del Panel Sturrock. No le falta razón: nunca hasta ahora un equipo de científicos se había manifestado tan claramente sobre esta cuestión. Y aunque las pretensiones de sus responsables puedan llegar a resultar utópicas, la ufología acaba de dar un salto cualitativo en su lento caminar hacia su reconocimiento general.
El hecho de que centros universitarios de tanto prestigio hayan decidido presentar el revolucionario informe supone uno de los mayores hitos de la historia de la ufología, lo que no implica que se hayan alzado voces críticas contra Sturrock. Otro destacado científico, el Dr. Willy Smith, advirtió a los autores el pasado 4 de julio sobre esta posibilidad: "Desde aquí expresamos nuestro apoyo al Dr. Sturrock y su grupo, a quienes aconsejamos ignorar el abuso verbal que van a recibir", nos aseguraba. Y no se equivocaba este excelente investigador. Antes de su advertencia, el pasado..., el director del Planetario de Pamplona, Javier Armentia, a la sazón presidente del grupo Alternativa Racional a las Pseudociencias, afirmaba que "el estudio no tiene ninguna relevancia científica, y sus miembros son malintencionados y partícipes conscientes de ese mercadeo que es la ufología", convirtiéndose en el primer hombre de ciencia que osaba criticar a sus aventurados colegas. Curiosamente, este mismo individuo aseguraba hasta hace bien poco "que los OVNIs no existen, de lo contrario los científicos se habrían encargado de investigarlos".
Anexo: La evidencia fotográfica
El informe del Panel Sturrock expone, paso a paso, el procedimiento informático para autentificar una fotografía OVNI. Según estos estudiosos, "la evidencia fotográfica puede suponer por sí misma una prueba de la realidad física del fenómeno, independientemente de testigos visuales que pueden distorsionar los hechos". Al no existir condicionamiento humano, el Panel Sturrock hace mucho hincapié en la validez de aquellas fotografías que se demuestren auténticas.
Los científicos Jaques Vallée, Richard Haines y Marilyn Bruner, del Laboratorio de Investigaciones de la empresa aeronáutica Lockheed en Palo Alto, han sido los encargados de estudiar varios fotogramas de una filmación obtenida por un piloto en Costa Rica el 4 de septiembre de 1971. El detallado estudio de la imagen, a la que el Panel Sturrock ha accedido gracias a investigador costaricense Ricardo Vílchez, muestra un objeto discoidal bajo el avión. La sorprendente toma -analizada digitalmente siguiendo el proceso sugerido- ha resultado ser auténtica con una probabilidad de error cercana al 0%. Vallée y Haines han demostrado que el OVNI tiene un diámetro de 200 metros y que se desplazaba a una velocidad de 1.998 millas, algo más de 3.000 km/h, velocidad imposible para cualquier aeronave terrestre con dicha apariencia.
Otra fotografía analizada fue obtenida por el piloto de un caza F-86 de la Fuerza Aérea Canadiense en 1956. Los análisis descartaron -tal y como en su memento sugiriendo algunos analistas- que se tratara de un fenómeno atmosférico, en parte debido a la extraordinaria intensidad lumínica del objeto.
Más controvertida es otra toma expuesta por el comité fue obtenida el 8 de octubre de 1981 en Canadá. Tras un severísimo análisis, en el cual se utilizaron diversas técnicas a cual más sofisticada, el comité llegó a la conclusión de que se enfrentaban ante un fraude. Alguien había lanzado una maqueta al aire y la había fotografiado.
Escrito por Javier Garcia Blanco