En 1997 el conocido grupo madrileño de contacto Aztlán se veía desbordado por
las denuncias públicas de una mujer que aseguraba haber sido maltratada física y
psicológicamente por los miembros de la agrupación. Aquí ofrecemos algunas de
las pruebas que aportó Aztlán en diversos medios de comunicación para defenderse
de unas calumnias que, según ellos, son absolutamente falsas.
"Mi casa ha sido un prostíbulo, donde se celebraban todo tipo de orgías. Mi casa
ha sido un centro de brujerías. Mi casa ha sido la sede de una secta
peligrosísima..." De esta irónica manera expresaba su indignación Luis López
López por las múltiples acusaciones realizadas por su ex esposa en gran parte de
los medios de comunicación del país. De hecho, pocos son los canales que no ha
visitado María del Carmen Galayo para denunciar los supuestos malos tratos
recibidos por parte del colectivo Aztlán desde hace años, de quien su marido fue
integrante... en teoría.
Los orígenes de esta truculenta historia en la que el grupo de contacto
extraterrestre Aztlán se vio involucrado, se remontan al año 1997. María del
Carmen Galayo Macías, "Menchu", inició entonces una cruzada personal destinada a
acabar tanto con Aztlán como con su entonces esposo, Luis. Según Galayo, su
calvario dio comienzo con el ingreso de éste en Aztlán, conocido grupo madrileño
de contactados.
"Dinero, sexo y poder"
Según ha narrado en innumerables medios de comunicación a su alcance, Menchu fue
víctima durante un año de vejaciones y humillaciones por parte del grupo.
Mediante retorcidos rituales, los supuestos miembros de Aztlán pretendían
someter a la mujer a una dinámica de grupo que posteriormente, y gracias a la
presión mediática de Galayo, fue incluida por el Ministerio de Interior en su
listado de "sectas destructivas".
Menchu relataba para el Diario de las Palmas el inicio de su calvario de la
siguiente manera: "Todo comenzó como si fuera algo de broma, haciendo la famosa
ouija [...] Además, manteníamos contacto con gente de Madrid, (los fundadores de
la secta), que unas tres veces al año venían a Gran Canaria para realizar
reuniones [...] Sólo quieren dinero, sexo y poder".
Con declaraciones como estas los auténticos miembros de Aztlán comenzaron a
reaccionar acudiendo a los medios de comunicación y aportando su versión sobre
los hechos. Y es que su postura difiere bastante de lo que se ha escuchado hasta
el momento. Sus declaraciones a Mundomisterioso.com demuestran la indignación
por el daño causado por una persona que, según sus miembros, padece algún tipo
de problema mental.
"El grupo Aztlán de Madrid, el único que existe y ha existido, jamás ha tenido
"filiales" ni "delegados" en ningún lugar de España, porque no tiene ninguna
estructura de organización de ese tipo."
María Pinar Merino, miembro del grupo, nos comentó que en todas las ocasiones
que han acudido a Canarias ha sido para impartir conferencias y charlas
puntuales organizadas por personas y organizaciones de las islas. Cabría
preguntarse, pues, por qué acusa Galayo a un grupo que poco tiene que ver con el
archipiélago.
"Cuando conocimos a esta señora -comenta María, en referencia a Carmen Galayo-
aún estaba casada con el que hoy es su ex marido, aunque la relación estaba muy
deteriorada desde hacía años. La última ocasión que fuimos invitados a dar una
conferencia fue el mes de mayo de 1997 y la pareja se acababa de separar de
forma un tanto desagradable. Según parece, desde entonces, y como venganza
contra su ex marido, Menchu Galayo comienza a lanzar ataques contra él en todos
los ayuntamientos donde tenía en marcha proyectos de arquitectura; visita a
clientes para desacreditarle; le acusa de malos tratos..."
María Pinar Merino asegura que los primeros pasos de Menchu estuvieron
exclusivamente dirigidos contra su marido como venganza por haberse divorciado
de ella. Como consecuencia del continuo instigamiento que sufrió Luis López,
éste se vio obligado a dirigirse al delegado del Gobierno en Canarias para
exponerle la crítica situación por la que atravesaba. En una misiva -fechada el
2 de julio de 2002 en las Palmas de Gran Canaria- el señor López explicaba cual
era la situación tras el divorcio.
Al parecer, una crisis matrimonial había derivado en el abandono del domicilio
conyugal por parte de Menchu. Fue entonces cuando su marido le propuso
interponer una demanda de separación. Fue entonces cuando Carmen Galayo
emprendió su campaña difamatoria. "Al poco tiempo de abandonar ella el domicilio
conyugal y cuando le hablé de interponer una demanda de separación, inició una
campaña de acusaciones difamatorias contra mi persona, familiares y amigos (...)
Además de echarla de mi casa desnuda a las 3 de la mañana, he sido violador,
maltratador, ladrón, corruptor de menores..."
Sin embargo, un nuevo horizonte mucho más enriquecedor se descubrió ante Menchu
cuando sopesó los beneficios de relacionar a su marido con una "peligrosa
secta". Aztlán, agrupación con la que habían tenido algún contacto ocasional, se
convirtió en un jugoso reclamo para Menchu, iniciando una nueva y ambiciosa
estrategia.
-¿En qué momento entra Aztlán en escena?
-Cuando vio que las acusaciones de malos tratos -absolutamente falsas todas
ellas, ya que su ex marido es una persona cabal y seria- no surtían efecto,
decidió cambiar el rumbo. Coincidiendo en el mes de mayo con la celebración de
las III Jornadas de Integración Humana en la isla de Gran Canaria organizadas
por su marido (entre otros) en la Facultad de Arquitectura y en las que
participamos, decidió cargar contra nosotros, culpándonos de su divorcio,
acusándonos de ser una secta peligrosa y de haber robado a sus hijos, sus casas
y sus bienes.
En efecto, la pérdida de los hijos fue la gran baza utilizada por María del
Carmen Galayo para conmover a la audiencia de los reality shows a los que
acudía. En muchos medios comenzó a aparecer con fotografías de sus dos hijos
-niño y niña- cuando éstos tenían cinco y nueve años. Lo que la audiencia no
sabe es que en el momento en el que se desató la tormenta de acusaciones los
"niños" tenían... ¡18 y 22 años respectivamente! El pequeño estudiaba geología
en Granada, y la chica era azafata de vuelo, para más señas. Sin embargo, el
"morbo" mediático que generan los casos de ex adeptos vendía -nos aseguraba
María Pinar Merino- mucho más que la pura realidad.
Y es que la coyuntura del momento era más que propicia para sacar a la palestra
pública los casos de "sectas destructivas" y suicidas. Aquel mes de mayo de 1997
la opinión pública se conmocionaba ante la noticia: 39 miembros de la secta
Heaven´s Gate (La puerta del cielo) se habían suicidado en una lujosa mansión
del estado de San Diego guiados por las palabras de su líder, Marshall
Applewhite. Marshall, hombre culto e hijo de un predicador de Texas, creía a
pies juntillas que en la cola del cometa Hale-Boop viajaba una astronave que
debían tomar para alcanzar un "nivel superior". Finalmente, los 39 integrantes
perecieron envenenados tras haber ingerido múltiples pastillas, vodka en
abundancia y haberse rematado asfixiándose con bolsas de plástico.
Por otra parte, en Canarias unas semanas antes aconteció un hecho que ayudó a
cultivar las graves acusaciones de Galayo contra su marido y los miembros de
Aztlán. Una psicóloga alemana, de nombre Heide Fittkau, fue detenida por inducir
al suicidio a 30 personas, entre las cuales figuraban cuatro menores. Además, la
mujer, ex perteneciente al grupo Brama Kumaris, fue acusada de intrusismo
profesional y asociación ilícita.
Estos dos casos, especialmente el de Canarias, fueron "mano de santo", para que
las "dramáticas" vivencias de Galayo tuvieran un importante hueco en múltiples
rotativos y programas de televisión nacionales. No obstante, tanto para el ex
marido de Menchu como para los miembros de Aztlán, la realidad difiere mucho de
las sospechosas declaraciones de la canaria. Nadie, ni policías ni periodistas,
se han preocupado jamás por verificar y contrastar las acusaciones vertidas
sobre el grupo. Respecto a la teórica pertenencia de Galayo al grupo, Aztlán lo
tiene claro:
"Esta persona jamás ha formado parte del grupo Aztlán. En estos momentos está
compuesto por 10 personas, todas ellas residentes en Madrid. Jamás hemos tenido
en el grupo a nadie de Canarias ni de ningún otro lugar. Por ello, nunca pudo
abandonar Aztlán, porque nunca ha pertenecido al grupo. Eso es absolutamente
falso, al igual que las acusaciones de malos tratos por parte de su marido. Todo
el "culebrón" surge del rencor, el despecho y el desequilibrio mental de esta
señora."
Escrito por Inko Zubillaga