Metafisica Biblica

Reflexiones Metafísicas de las sagradas escrituras


En esta etapa de entrega del material de reflexión, nos dedicaremos a la evaluación e interpretación metafísica de variados pasajes de las sagradas escrituras.

La Biblia puede ser interpretada de diversas maneras, histórica, geográfica, intelectual y literalmente.

Pero hay otra interpretación que es la mas importante, la espiritual.

Este humilde emprendimiento del Círculo Metafísico Argentino esta dirigido a aportar un poco de luz y entendimiento desde la visión metafísica sobre muchos capítulos y versículos de la Biblia que están escritos herméticamente encriptados (parábolas, relatos, metáforas, etc.) para que los doctos no comprendan pero los humildes de corazón puedan discernir la sabiduría que se encuentra oculta entre sus líneas.


Solo le pedimos al lector que desde su esencia hecha a la imagen y semejanza de su padre creador, deje de lado toda intelectualización, y elevando su estado de conciencia le pida a Dios la suficiente apertura de corazón para que desde el "saber que nada se sabe" pueda desencriptar este conocimiento hermético aplicando los pilares básicos de la metafísica: Saber, Osar y Callar

Que la luz del supremo anciano de los días siga iluminado nuestro pasos por el sendero que nos conducirá a la suprema misión de servir impersonalmente a restablecer el primigenio plan de Dios sobre nuestra amado mundo.


Evangelio de Juan Cap.3 Vers. 31 al 36




El que desciende del cielo


31 : El que viene de lo alto está por encima de todos.
El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra.

32 : El que vino del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.

33 : El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.

34 : El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida.

35 : El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.

36 : El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.



(31) El que viene de lo alto está por encima de todos.

El divino espíritu de Dios desciende de lo alto para individualizarse en la materia y anidar en el corazón del hombre.


Este excelso espíritu esta por encima de todo poder, entendimiento y análisis mundano.



El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra.

El que se identifica y toma conciencia de la poderosa presencia del Cristo de Dios que habita en el, automáticamente habita en el atemporal reino celestial y se hace parte de el.


El que ignora su divino linaje y se identifica solo con la materia pertenece a ella y solo habla de cosas mundanas.



(32) El que vino del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.


Todo aquel que ha tomado conciencia de su esencia espiritual puede testimoniar la sabiduría que aprecian sus sentidos espirituales.


Pero Así también todos los que viven solo en la materia se vuelven sordos y ciegos a las verdades trascendentes.




(33) El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.

No todo esta perdido para aquel que dormita en lo material, poniendo un poco de buena voluntad y agudizando sus sentidos visual y auditivo podrá escuchar y ver esas verdades supremas que encriptadas dentro de la maraña material, lo harán despertar de su pesado sueño material.

Luego de logra este objetivo ( el de recibir el testimonio del Cristo interno) podrá aseverar verazmente que Dios existe.



(34) El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida.


El divino espíritu crístico que envía Dios para darle vida a cada una de sus criaturas tiene en si toda su sabiduría divina.

Si el ser que lo abriga en su alma toma conciencia de su sabiduría infinita muy rápidamente derramara su verbo creador verbalizando palabras de divino conocimiento espiritual.



(35) El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.

El divino padre creador ama tanto a su hijo que literalmente se proyecta en el coronándolo con todo sus dones y de esta manera poniendo en sus manos las llaves del reino y del poder.



(36) El que cree en el Hijo tiene Vida eterna.

Cristo también nos dice que nadie va al padre si no es a través del hijo.

Esto se refiere a que es muy difícil contactar con la fuente del sublime poder inmortal que llamamos Dios si antes no hemos aceptado el hecho de ser sus hijos hechos a su imagen y semejanza divina espiritual.

Así como es el padre es el hijo. La vida sin principio, transcurso ni fin que habita en Dios es proyectada en sus hijos como parte de su legado paternal.




El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.


La verdadera vida es apreciada solamente con los sabios sentidos espirituales.

Aquel que no a despertado a la divina realidad de ser hijo del altísimo creador no podrá apreciar en toda su magnificencia la real esencia de la vida.

Negar la realeza de la sublime naturaleza que habita en el alma humana es desconectarse de la vida real.

Esto también produce un literal encadenamiento a la ley de causa y efecto cosechando en forma de pena y desconsuelo (la ira de Dios) lo que se sembró desde la negación espiritual.


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El pan y el agua de la vida


Cap. 6 Vers. 27 al 35


27 : Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".

28 : Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".

29 : Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".

30 : Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?

31 : Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan que bajo del cielo".

32 : Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".

33 : Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".

34 : Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.




(27) Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello.

La presencia del Cristo cósmico universal habita en el alma del hombre desde el momento en que el dulce maestro Jesús descendió y realizo su ministerio aquí en la tierra.


La crística presencia nos aconseja no derrochar energía en el excesivo trabajo material.


En verdad nadie puede llevarse al otro lado nada de lo que penosa y afanosamente ha logrado a nivel material.


La dulce presencia del Cristo en nuestro corazón nos sugiere dosificar nuestro esfuerzo poniendo parte de el en el cultivo de la toma de conciencia y esencia espiritual.


Esta consciente cosecha lograda luego de la siembra divina, es el alimento verdadero y el único patrimonio duradero que el hombre puede llevarse en su alma luego de haber transitado esta escuela de vida material.



(28) Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".

(29) Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".


Aquí el maestro nos dice claramente que creamos en el divino espíritu crístico que Jesús con mucho amor sembró e hizo florecer en todos los corazones humanos.


Debemos discernir entre la figura humana de Jesús y la presencia del Cristo en su encarnación.
Muchas veces esto se mezcla y llama a confusión.


Si hay algo que nadie puede negar es la humildad y la bondad de corazón que Jesús mostró durante su transito terrenal.


Analizando lo anteriormente expresado podremos llegar a la inteligente conclusión de que Jesús jamás podría haber dicho que creyeran en el puesto que una y otra vez nos dice en su legado que si el da testimonio de sí mismo no es valido porque el padre ( el Cristo) da verdadero testimonio de el y habla y hace las obras a través de el.



(30) Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?

(31) Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan que bajo del cielo".

Aquí los que interpelan a Jesús hacen alusión al pasaje bíblico que relata el momento en que a través del maestro Moisés Dios entrega a su pueblo el maná (alimento espiritual).




(32) Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".


Es bien sabido que el alimento material solo engrosa la encarnación siendo un vehículo para el verdadero alimento del alma que es de origen espiritual y da vida.


En otro pasaje bíblico el Cristo a través del maestro nazareno nos dice que no solo de pan vive el hombre sino también de toda palabra de origen divino.


El pan de Dios es el símbolo de la enseñanza espiritual que diversos profetas de variadas religiones canalizaron, explicaron y entregaron al mundo.

Por esto recalca Jesús que no fue Moisés, Elías, Isaías ni siquiera el mismo los que entregaron este conocimiento, puesto que es el mismísimo Dios el que a través de sus profetas envía el pan de vida al mundo.



(33) Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida.

(34) El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.


Aquí Jesús revela la divina esencia de su real naturaleza pronunciando el nombre de Dios “Yo Soy” y manifestando ser el vehículo que transporta el néctar de la vida (pan) en forma de sublime conocimiento trascendente.


Todo aquel que se acerca al Cristo y toma conciencia de que mora en su alma automáticamente habita en el reino de los cielos y todo lo demás que necesite comenzara a precipitarse por añadidura.


De la misma manera todo aquel que crea (tenga fe) en la enseñanza del amor que como misión vino a entregar Jesús al mundo nunca mas volverá a tener (sed) inquietudes en su alma.