RESPONSABILIDAD

La falta y el exceso de responsabilidad


Es muy notorio cuanto nos cuesta mantener en nuestras vidas un término medio en todos nuestros comportamientos, siempre vamos de un polo al otro.
Estamos felices o tristes ; nos sentimos muy animados o desanimados ; trabajamos mucho o poco ; somos diligentes o perezosos.

Entre tantas conductas, también padecemos una falta o exceso de responsabilidad.

Hay quienes no pueden descansar ni física ni mentalmente, acosados por las constantes presiones que sienten por su exceso de responsabilidad ; mientras que otras personas son tremendamente irresponsables, y parece que nunca se hacen cargo de lo que deben hacer, ya sea relegando a otros sus deberes, o simplemente, dejando que el río siga su curso y ellos tan solo observan al pasar.


Ni una cosa ni la otra es buena, porque ya sabemos que los extremos no son más que diferentes polos de una misma cosa..
Por lo tanto, tarde o temprano nos vemos en uno y otro extremo del péndulo.
Pero la característica de la personalidad humana en cada ser, tiende naturalmente por alguno de los dos extremos. Nuestra misión es mantenernos siempre en el medio, centrándonos, para no sufrir los embates de los cambios bruscos.


A nadie más que a uno mismo, le afecta si es irresponsable, porque los demás lo señalarán de una u otra manera, y tarde o temprano deberá hacerse cargo de aquello que siempre elude.

Los problemas no se solucionan solos.
Pero, quienes comprenden el conocimiento metafísico saben que estar orientados para que Dios nos guíe, es la mejor manera de encarar cualquier problema.
Esto no significa no hacer nada, sino que por el contrario, "trabajando" en oración y meditación, se nos presentan las soluciones y medios para encarar cualquier situación.


A nadie más que a uno mismo, le afecta ser excesivamente responsable, porque en algún momento se sentirá oprimido por el peso de las obligaciones.
Si bien los demás, aparentemente no lo criticarán, pueden verlo a uno como un interesante instrumento para ser usado en su provecho.

Cuando uno se olvida de respetar el tiempo que necesita la materia, es decir, el cuerpo físico, para el descanso, la serenidad y la distracción, comienza a desarrollarse, lo que en otra oportunidad hemos mencionado, el famoso stress.
Aquí también podemos decir, que si dedicamos unos momentos al día a orar, meditar y reflexionar, muchas de las tareas que nos agotan, física y mentalmente, se verán mejor encaminadas, porque Dios nos guiará por un mejor camino.

http://circulometafisico.com.ar/7leyes/5leypolaridad.htm