Todos los hijos del altísimo creador comparten como herencia divina todos los dones de su Padre Celestial.
La perfecta salud del vehículo físico, el campo emocional y el cuerpo mental es patrimonio indiscutible de todos los seres humanos.
En la conciencia álmica viene grabada en fuego etérico la programación celeste, que contiene la armoniosa distribución y el perfecto funcionamiento de todos los vehículos físico, mental y emocional, que le son necesarios al hijo del altísimo para su aprendizaje en esta escuela de vida material.
Si esta realidad no se estuviese manifestando, el tiene total derecho de reclamarla como legado Mater Pater.
Por lo tanto puedo decretar :
“Reclamo lo que por derecho de conciencia me pertenece,,
un cuerpo sano, joven, ágil y armonioso,
una esfera emocional estable
y un campo mental abierto al camino de la luz,
con pensamientos elevados y positivos.
Que así sea y así será.”
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