Nuestras ideas acerca de la naturaleza humana son muy erróneas, y fácilmente
nos generan nuevas ilusiones.
Nos inclinamos a considerar al hombre como una unidad, y a considerar diferentes
pormenores y funciones del hombre como ínter conexos y todos ellos dependientes
uno del otro. Además, vemos la causa de todas las propiedades y acciones del
hombre en su forma física, en el hombre visible.
En realidad, el hombre es algo muy complejo en muchos sentidos.
Muchos aspectos de la vida del hombre están totalmente desconectados entre sí, o
sólo conectados por el hecho de que pertenecen a un mismo hombre; y la vida del
hombre prosigue simultáneamente, por decirlo así, en diferentes planos.
Además, los fenómenos que se suscitan en un plano, tocan otro plano sólo parcial
y raramente, y a veces no lo tocan para nada.
Las relaciones del hombre con los diferentes aspectos de él mismo y de otras
personas no son las mismas.
El hombre contiene en sí tres géneros de fenómenos.
Representa una combinación de fenómenos físicos, fenómenos de vida y fenómenos
psicológicos. La interrelación de estos tres órdenes de fenómenos es
infinitamente más compleja de lo que estamos acostumbrados a pensar.
Los fenómenos psicológicos en nosotros mismos los sentimos, experimentamos y
conocemos; los fenómenos de vida y los fenómenos físicos los observamos y
formamos conclusiones acerca de ellos sobre la base de la experiencia.
No experimentamos nuestros fenómenos psicológicos por, los pensamientos,
sentimientos y deseos de otro hombre. Deducimos que éste los tuvo por sus
palabras o por analogía con nosotros mismos.
Sabemos que, en nosotros, ciertas acciones son precedidas por ciertos
pensamientos y sentimientos. Y así, cuando observamos las mismas acciones en
otro hombre, concluimos que éste pensó y sintió lo mismo que nosotros.
La analogía con nosotros es nuestro único criterio y método de juzgar y sacar
conclusiones acerca de los fenómenos psicológicos de otras personas, si no
podemos comunicamos con ellas o rehusamos creer lo que nos dicen acerca de ellas
mismas.
Tenemos, dos medios para conocernos a nosotros mismos y a nuestros semejantes
(el conocimiento interior de la esencia). A nosotros, por la analogía derivada
de la interrelación con otros y conmigo mismo, y a los demás por la comunicación
con ellos, intercambio de pensamientos. Sin esto, un hombre es solo un fenómeno,
un autómata móvil.
La percepción mental de un hombre es su vida psicológica, todo lo que esta
vida psicológica contiene, y todo lo que conecta al hombre con ella.
Ambos mundos están abiertos para nosotros en el "Hombre", aunque el mundo de
la percepción mental está abierto sólo leve e imperfectamente debido al hecho de
que lo percibimos a través del plano terrenal o mundo fenoménico.
Podemos especular acerca de la existencia de las cosas del mundo de la
percepción mental o plano de vida psicológica, podemos hallarlas por medio de
deducciones mentales, podemos descubrirlas por analogía, podemos sentirlas,
entrar en alguna suerte de comunión con ellas pero no podemos verlas, oírlas,
tocarlas, pesarlas o medirlas, no podemos fotografiarlas ni disolverlas en
elementos químicos o catalogarlas en una cantidad de vibraciones.
La vida psicológica, pues, con todas sus funciones y todo su contenido,
pensamientos, sentimientos, deseos, voluntad no pertenece al mundo de los
fenómenos.
No podemos percibir objetivamente ningún elemento de la vida psicológica. Es
tan imposible ver una emoción como tal, como es imposible ver el valor de una
moneda. Se puede ver la inscripción en una moneda, pero nunca se puede ver su
valor. Es imposible fotografiar un pensamiento.
En un CD o disco compacto de música hay solo bits de información en
interminables sucesiones y combinaciones de unos y ceros, pero no hay sonidos.
Quienquiera que acerque un CD o disco compacto de música a su oído, esperando
oír algo, seguro que no escuchará nada.
Incluyendo en si mismo dos mundos, o sea, el fenoménico y el de la percepción
mental, el "hombre" nos ofrece la posibilidad de entender la relación mutua de
estos dos mundos en toda la naturaleza.
Sin embargo, debe recordarse que al definir al mundo de la percepción mental
como vida psicológica sólo consideramos una de las innumerables facetas de la
percepción mental.
Debemos recordar que la percepción mental y el fenómeno no son cosas diferentes
sino aspectos meramente desiguales de una misma cosa. Además, cada fenómeno es
la expresión finita de algo infinito dentro de la esfera de nuestra percepción a
través de los órganos sensorios que posee nuestro cuerpo físico.
Juan Orsini
Circulo Metafísico Argentino
http://circulometafisico.com.ar