A veces, de pronto nos vemos enfrentados a cambios que hacen trizas nuestra
estructura de vida. La persona que nos amaba aparentemente para siempre, de
pronto nos dice que se desenamoró o nos cambió por otro/a. El empleo que
creíamos eterno, de pronto se convirtió en un estar desempleado. Algo que
considerábamos seguro ?en cualquier plano- de la noche a la mañana se transforma
en causa de desasosiego, angustia, confusión y miedo.
Astrológicamente, es importante observar en la Carta Natal como los
planetas al transitar van formando aspectos ?ángulos- con las posiciones
natales, porque algunos de ellos nos advertirán de modificaciones en nuestra
realidad de vida.
Principalmente el planeta Urano que representa a la fuerza que hay en todos
nosotros y que nos empuja hacia la búsqueda de la excelencia, del máximo
desarrollo de todo lo que somos potencialmente, del aspirar a nada menos que
más, es el gran indicador de los cambios repentinos.
Y generalmente cuando vivimos un cambio no previsto y que afecta a la estructura
en que vivíamos hasta ese momento, nos invade el miedo, porque nos resulta
difícil concebirnos viviendo sin eso o sin esa persona.
Y sin embargo, sí, somos capaces de sobrevivir sin eso o sin él/ella. E incluso
y según como miremos la situación, lo más probable es que esa pérdida, ese ciclo
cerrado, sean la antesala de una realidad sensiblemente mejor que la anterior.
Como sostuvo Einstein, ?Dios no juega a los dados con nosotros?.
Todo lo que experimentamos forma parte del plan que nuestra Alma ha trazado con
la finalidad de que seamos cada vez más plenos e íntegros.
Si repasamos nuestra historia personal, seguramente comprobaremos como cada
final representó un nuevo comienzo, cada muerte un renacimiento, cada pérdida un
nuevo hallazgo.
Cuando un consultante me plantea una situación de este tipo, procedo a calcular
su Carta Natal y juntos observamos los tránsitos planetarios y otros
indicadores. De esa observación podemos deducir dos cosas muy importantes:
1. El para qué de la situación, su finalidad y su desarrollo.
2. El punto de llegada, hacia dónde nos conduce.
A continuación, suele aconsejarle a quien me consulta que actúe tal como
pregonan los sabios taoístas: como el agua, tomando lo que llaman ?el camino de
la menor resistencia?.
¿Y cómo actúa el agua?
Surge en lo alto, en un manantial y comienza a fluir.
Si se topa con un pozo no intenta esquivarlo sino que lo acepta, se introduce en
él hasta desbordarlo y continúa fluyendo.
Si se encuentra con una roca no intenta luchar contra ella, sino que la bordea
suavemente y continúa fluyendo.
El agua confía en que el camino la conducirá finalmente al mar.
Tú puedes confiar en que tu camino ?por más que se presente como difícil- te
conducirá finalmente a la plenitud.
Renunciar a la lucha por conservar lo viejo y fluir hacia lo nuevo, suele ser el
pasaporte a una realidad más feliz.
Si quieres hacerme algún comentario o plantearme una pregunta sobre este tema,
puedes contactarte por email o a través del MSN a la dirección
astrologoalbertosuarez@hotmail.com.
Un abrazo,
Alberto Suárez
Astrología - Coaching