CENTRANDO NUESTRA ATENCION

Observando cuidadosamente hacia donde es dirigida la atención, se podrá evaluar el estado de nuestra conciencia espiritual.

En concordancia con la ley del mentalismo, uno se convierte en lo que piensa.

De acuerdo a la ley de correspondencia o afinidad, uno se encuentra en el mismo estado de conciencia de lo que identifica y atrae su atención.

Si nuestra atención es atraída hacia los actos de corrupción que han generado riquezas mal habidas en nuestros semejantes y estos nos generan ira y condenación, lo más probable es que subconscientemente abriguemos sentimientos y deseos de lograr una mejor posición social o económica a través de hechos erróneo.

Veamos esto más detalladamente. Si al encontrarnos en compañía de personas conocidas, en repetidas ocasiones nos observamos juzgándolas y nos llaman más la atención sus defectos, que su real naturaleza de ser hijos espirituales del supremo creador, esto es síntoma evidente de que nos encontramos vibrando en una octava muy baja y nos identificamos mas fácilmente con nuestras miserias internas y las de otros que con nuestras virtudes.

Todo esto agravará su situación y la nuestras, puesto que agrandará el hecho erróneo y también nos habremos metido en un denso enredo kármico.

Si al detectar todo esto, polarizamos nuestra atención hacia el lado positivo y real de la situación, automáticamente se pondrán en marcha los sutiles mecanismos espirituales, que guiados por las leyes metafísicas universales, no solo compondrán la situación en cuestión, sino que también mejorarán todo el entorno físico y etérico.

Si ante la misma situación, nuestra atención se posa en el hecho erróneo, pero esta vez nos genera tristeza y misericordia , es síntoma evidente de que ya hemos abandonado la identificación con ese error y estamos vibrando en una octava superior.

Detectando el sutil mecanismo mental y emocional que provoca la identificación con las bajas vibraciones negativas en el error, y polarizando positivamente nuestros cuerpos, mental y emocional, observaremos como rápidamente las personas que nos rodean comienzan también a elevar su ritmo vibracional, tornándose más receptivas, amables y comprensivas.

Nadie puede reconocer, identificar y ver algo externo si en realidad no lo lleva su esencia dentro. Esta regla metafísica se cumple tanto en el error como en la verdad.

http://www.circulometafisico.org.ar/7leyes/1leyment.htm
http://www.circulometafisico.org.ar/7leyes/3leycorresp.htm