HISTORIA DE LA COMUNICACIÓN CON LOS MUERTOS EN OCCIDENTE
La muerte en occidente: una maldición
Nacidos en occidente, nuestra cultura es judeocristiana; nuestros Libros Sagrados se agrupan total o parcialmente en el Antiguo y Nuevo Testamento, la Biblia. Y, aunque no seamos creyentes, nuestras vidas se inspiraran en tales escritos, ensanchados por la filosofía griega y el derecho romano. En los libros sacros podemos leer que Dios dotó a la materia, moldeada por sus manos, del espíritu de Adán, el alma del primer hombre. Y para que su cuerpo participara de la inmortalidad del principio animador, Yahvé plantó en el centro del Paraíso un árbol cuyos frutos debían impedir el desgaste de sus órganos, y conservar así una perpetua juventud al padre de toda la Humanidad. Asimismo elevó su alma a la vida sobrenatural. Pero esta dicha y felicidad no duró mucho tiempo. El pecado original introdujo en el alma dos focos de infección: la sensualidad y el orgullo; doble concupiscencia de donde proceden todos los vicios y males que sufrimos.
Adán, el hombre perfecto, cayó desde las alturas sublimes donde lo había colocado la generosidad de Dios; se convirtió en un hombre débil, ignorante, en lucha dispar contra sí mismo y la naturaleza hostil. El Paraíso se convirtió en lugar de zarzas y espinas; el árbol de la vida fue arrancado por un Ángel, cuya espada amenazante arrojó al hombre maldito al camino del sufrimiento, de la miseria y de la MUERTE. Y por desventura que dicho castigo es hereditario y de ahí la ley inflexible de la muerte, ante cuyo poder se inclina toda la humanidad.
Viendo el dolor inmenso y el sincero arrepentimiento de nuestros primeros padres, y que su pecado había sido inducido por la malicia del tentador, se apiadó Dios de ellos, y a fin de que tuvieran el valor y fuerza necesarios para sobrevivir, les hizo vislumbrar en un porvenir lejano a Aquél que habría de venir un día para reparar la falta y restablecer la Alianza definitiva entre el Cielo y la Tierra. Y fortificados por esa visión de esperanza aceptaron con resignación la vida de trabajo, luchas y dolor.
Pasó el tiempo y llegó Jesús de Nazaret, el segundo Adán(1), a fin de salvar a la humanidad, sometiéndose humildemente al mayor de los suplicio. Él, que todo lo podía, se dejaba matar por nuestra salvación eterna. Su resurrección, conforme a su palabra, nos ha confirmado la certeza de la nuestra propia:
"Yo os resucitaré en el último día"(2).
Este es el contexto cristiano de creencia en el Mas Allá. Nuestra forma de esquivar la mirada fija de la Parca después de una dura supervivencia. Cada día vemos abrirse tumbas; padres, hijos, amigos, son llevados al parecer sin miramientos. La juventud, la belleza, el dinero, el orgullo, nada puede sortearla. Es una ley universal que, indiferente como cualquier otra, entrega a la tumba tanto los cuerpos de frágiles infantes, como los temblorosos restos de ancianos desfallecientes.
La transcomunicación desde la antigüedad al siglo XVIII
Sentadas las bases de la existencia de algún tipo de vida después del óbito, creencia compartida de una u otra manera por la totalidad de pueblos del orbe terrestre, no es difícil admitir la posibilidad de ciertas posibles comunicaciones con los muertos; o, mejor expresado, con aquellos seres que ahora están en otra forma de vida. Tenemos relatos que se remontan a la antigüedad de dichas relaciones con seres de ultratumba.
Cuenta Cicerón (s. I a. C.) en "De Divinatione" cómo dos amigos llegaron a cierta población y se alojaron en posadas distintas. Uno de ellos soñó que su amigo le pedía ayuda para impedir que lo mataran. Se despertó y comprobó que era un sueño, y volvió a dormirse. Pero de nuevo soñó, y esta vez su amigo le recriminó que no hubiese hecho nada por él y que al menos se tomara la molestia de vengalo, indicándole que había sido asesinado por el posadero y que había dispuesto su cuerpo en una carreta llena de escombros. Al despertar por la mañana no pudo evitar ir a la búsqueda de la carreta, donde efectivamente se encontraba el cuerpo de su amigo. Aquello sirvió de prueba para el castigo del posadero.
Cayo Cecilio Plinio, llamado el Joven, en el siglo I, hace referencia a una casa presuntamente morada por el fantasma de una persona (su espíritu) y en la que se escuchaban ruidos de procedencia inexplicable. El gran filósofo Atenodoro advirtió que el fantasma siempre desaparecía por el mismo lugar por lo que sugirió que se cavara un hoyo en el sitio, encontrándose huesos enterrados. Trasladados éstos a su yacija, se interrumpieron para siempre las apariciones fantasmales.
Flavio Filostrato, en una biografía novelesca escrita en el año 200 d.C. sobre la vida del taumaturgo(3) Apolonio de Tiana(4), le sitúa después de un largo viaje en la mismísima India, en donde una mujer le pide ayuda para sacar el espíritu de un muerto que habita en el cuerpo de su hijo. Apolonio solucionó el problema haciéndole leer al espíritu a través del muchacho una carta con terribles amenazas.
Pero no hay que pensar que el hombre ha sido únicamente una víctima o agente pasivo. Desde la más remota antigüedad se ha conjurado a los muertos con objeto de conocer el futuro. Mediante la sangre, el vino, la leche y miel u otros aditivos de losmás dispar, se revitalizaban los restos de los difuntos, de tal suerte, que eran capaces de materializarse en mayor o menor grado. Tempranos casos de necromancia(5) lo constituyen los de la bruja de Endor(6) y la de Tiresias en la Odisea. En el primero, recogido en las sagradas escrituras (1 Samuel 28: 7-25), la bruja hace aparecer el espíritu del profeta Samuel al Rey Saúl, aunque no queda reflejado cual es el proceso seguido. En el caso de Tiresias, el más célebre adivino de toda Grecia, recibió el don por la voluntad del dios Zeus de profetizar en el Hades después de muerto, por lo que aconsejó entre otros a Ulises (Odiseo) cuando este bajó a los infiernos. El propio Apolonio de Tiana o Aarón el helenista son nombres asociados a este tipo de magia.
En tiempos posteriores la necromancia fue cada vez más ritualizada, dando lugar al oráculo de muertos durante los cuales, en ocasiones, se llegaba al sacrificio de seres humanos con el fin de poder formular preguntas a las almas de los difuntos. Al efecto, Agrippa von Nettesheim(7), ya en el siglo XVI, distinguirá dentro de la necromancia, entre esciomancia(8), en la que aparece solamente la imagen de una sombra, y la nequiomancia o acto de resucitar el cuerpo.
En el siglo XVIII, el místico sueco Enmanuel Swedenborg fue una interesantísima personalidad que atrajo la atención de personajes como el del insigne filósofo Enmanuel Kant. Entre los acontecimientos inexplicables que este último recogió sobre Swedenborg, la mayor parte supuestamente atribuidos a la percepción extrasensorial, sobresale el siguiente: Un acreedor solicitó a cierta señora, viuda del embajador holandés en Estocolmo, que hiciera efectiva una vieja deuda. La señora estaba convencida de que su marido había saldado la deuda, pero no podía encontrar el recibo. Se dirigió al místico sueco, quien le dijo ante testigos que había hablado con el espíritu de su marido. El espíritu había comunicado que la deuda había sido liquidada y que el recibo se encontraba en el bufete de su marido en un pequeño compartimiento secreto, que nadie había podido encontrar en las exhaustivas búsquedas del documento. Y allí se encontraba, efectivamente.
El espiritismo
La forma más popular y extendida de esciomancia, siguiendo la clasificación de Agrippa, la constituye sin duda el espiritismo. A mediados del siglo XIX, el movimiento de magnetizadores en Europa hacía tiempo que había empezado a declinar. Es en Norteamérica donde nacerá este movimiento necromántico que moldea las creencias en los espíritus tan sumamente extendidas en aquellas fechas. El origen hay que buscarlo en una pequeña población del estado de Nueva York.
Estamos en Hydesville en el año 1847. La casa de los Fox tiene oscura fama. Sus ocupantes anteriores la habían abandonado perseguidos por los demonios, al decir de los vecinos. El señor John Fox llega con sus dos hijas Catharina y Margaret de seis y ocho años respectivamente. Una tarde las niñas oyen unos sonidos inexplicables; unos crujidos y golpes que se repiten en los días siguientes a la misma hora. Los vecinos dan buena fe de ello; aseguran que parece un diálogo inteligente. A Isaac Port, amigo de John se le ocurre un código de comunicación con el Más Allá; un alfabeto capaz de ser transcrito a base de ruidos, una suerte de Morse(9). Así, es posible comunicarse con "aquellos que golpeaban" y que se presentan como "espíritus de personas muertas"(10).
Algunos de los numerosos invitados que por esas fechas visitaron la granja de los Fox, creyeron observar que los golpes les informaban sobre cosas que desconocían. La familia Fox fue informada por medio los golpes de que entre ellos se encontraba el espíritu del que en vida fuera Charles Ryan, un buhonero. El espíritu declaró que había sido asesinado y sepultado en aquella casa, y que su deseo es que los restos fueran enterrados cristianamente. Cuando los vecino cavaron en el lugar indicado en el sótano de la casa, encontraron un esqueleto humano, lo que contribuyó a la difusión de la fama de las dos hermanas. El avispado padre comprendió la necesidad de aprovechar su recién adquirida popularidad y en agosto de 1848 la familia al completo se trasladó a Rochester. Las niñas hacían representaciones públicas, en las que los espectadores pagaban para oír los golpes de ultratumba.
Este fue el principio de la rápida propagación del espiritismo en los Estados Unidos, de donde saltó a Europa con facilidad. Se establecieron círculos en los que determinada persona, llamada corientemente médium, después de una magnetización ohipnosis o sin ella, caía en un estado de trance. En dichas reuniones además de los "raps", se observaban otros fenómenos, como que los instrumentos sonasen sin que nadie los tocara, o que cuando juntaban las manos los participantes encima de una mesa, durante las sesiones, ésta empezara a moverse.
Los encuentros espiritistas generalmente se celebraban en la obscuridad, lo que sumado a la presencia de los médiums en trance favorecía la aparición de una atmósfera de misterio. Empezaron a materializarse las manos de los espíritus, llegando incluso a formarse completamente. Los fotógrafos retrataban a los espíritus con tarifas previamente establecidas. Hasta que, por fin, los espíritus comenzaron a comunicarse a través de la boca del médium. Al despertar, éste no recordaba el papel que había desempeñado bajo el estado de trance. De la velocidad de propagación de estas prácticas puede ilustrarse indicando que en el año 1851, cuatro después de los acontecimientos de Hydesville, habían solamente en Nueva York -en donde ya vivían los Fox- casi cien médiums. En 1852 se celebró el primer congreso espiritista en Cleveland. Dos años después existían en el mundo centenares de miles de practicantes; se había convertido en una moda. Hoy día, solamente en Gran Bretaña existen una quinientas comunidades organizadas.
Pero la figura más popular del espiritismo es sin duda la del francés Allan Kardec. Hipólito León Denizart Rivail - pues tal era su verdadero nombre-, era hijo de una familia francesa de rancia raíz católica. Preocupado en un principio casi exclusivamente por la investigación pedagógica, terminará fascinado por las prácticas que a semejanza de las de las hermanas Fox, se divulgaban entre 1849 y 1850 en París. Su pseudónimo, de reminiscencias celtas, le fue dado en el curso de una sesión espiritista en la que se le comunicó también que se correspondía con una encarnación anterior del propio Rivail, en tiempos de los druidas.
Kardec construyó todo el edificio teórico del espiritismo basándose en las comunicaciones recibidas. En 1857 publicó una obra que constituye la síntesis de todas sus ideas: "El libro de los Espíritus". Hoy en día ha sido traducido a casi todos los idiomas del mundo. En 1869 falleció después de ampliar su bibliografía, fundar una revista y crear una asociación. En los países anglosajones, a diferencia de los latinos, el espiritismo se desarrolló de forma independiente a la de Kardec y sus sucesores, asumiendo incluso formas algo diferentes. En los países latinos la reencarnación es un dogma para los espiritistas: el alma humana viene a la tierra hasta que aprende las lecciones necesarias para su progreso. Pero, a diferencia de las tradiciones orientales, se niega la metempsícosis, según la cual el espíritu en su cadena de encarnaciones puede hacerlo en un cuerpo animal. Por el contrario, en los países sajones se niega generalmente la reencarnación terrenal y solamente se acepta que pueda producirse en otros planetas o elementos celestes.
Por lo general los espiritistas conciben sus doctrinas como un complemento al cristianismo, aunque también abundan los que sostienen que es compatible con cualquier otra religión. Pero aunque será precisamente la Iglesia Católica uno de los grandes enemigos de esta nueva creencia, el espiritismo también encontrará un fuerte adversario en el teosofismo, basado en las enseñanzas de la señora Blavatsky y sus discípulos. El teosofismo condena de forma explícita la invocación de los muertos. Para sus seguidores, los espíritus con los que contactan los espiritistas solamente son almas cargadas todavía de materia que, al no poder deshacerse de su apetitos sensibles, rondan equivocadamente alrededor de los humanos.
Al margen de los espiritistas así autodeclarados, que superan en la actualidad el millón de personas entre Gran Bretaña, Estados Unidos y Brasil, muchos otros grupos de personas practican o creen en prácticas o principios derivados o de inspiración espiritista. Es corriente que se hayan mezclado con terminología procedente del ocultismo, y en particular del teosofismo. Son fácilmente distinguibles, puesto que aceptan la mayor parte de postulados de la Iglesia Católica -en ocasiones evangélica o anglicana-, creen en la comunicación con los muertos y acostumbran a practicarla, -y con los ángeles y otras huestes-, y se organizan entorno a una médium o vidente. Existen numerosas variantes, que van desde la OUI-JA hasta la escritura automática, elementos que han sido incorporados a la batería de técnicas para contactar con todo tipo de seres no estrictamente espirituales: extraterrestres, intraterrestres ...
Igualmente son de clara inspiración espiritista los estudios sobre "otras vidas". Empleando diversas técnicas, aunque la más famosa es la hipnoterapia retrospectiva, se pretende que ciertas personas pueden recordar detalles de sus vidas pasadas. En estos casos es tarea del investigador comprobar hasta qué punto se confirman los detalles que el sujeto ha aportado sobre sus supuestas anteriores encarnaciones. En la misma línea cabe señalar a lo curanderos y sanadores de todo el mundo, en especial a aquellos que afirman ser en realidad el instrumento físico del espíritu de un terapeuta o dignidad elevada. De hecho, en Filipinas los más pertenecen a la Unión Cristiana Espiritista de Filipinas.
El vampirismo
La figura del vampiro, del no-muerto, constituye por supuesto una de las mejores representaciones de la nequiomancia, junto a la de los zombis de la religión Vudú.
Su máxima popularidad la alcanzó con la novela de Bram Stoker, "Dracula", publicada en 1897, meses antes de que Mac Gregor Mathers, miembro fundador de la orden de la Golden Dawn, diera a conocer el gran público el tratado "La magia sagrada", que recoge las supuestas enseñanzas del mago egipcio Abramelín, otro elemento significativo en la magia póstuma. El vampiro de Stoker consiste en un ser que ora mediante un pacto de sangre, ora por el ataque de otro vampiro, se convierte en un ser de las tinieblas, que atraviesa los siglos sin fallecer, porque en realidad ya está muerto, sembrando de cadáveres la tierra, debido a su necesidad de alimentarse de sangre humana.
Original, la creencia en los no-muertos, de los países del este y sudeste de europa, se extendió a partir del siglo XVIII por toda Europa. Sin embargo, manifestaciones muy semejantes se encuentran en muchas otras culturas del orbe. Algunos autores han relacionado el vampirismo con "La magia Sagrada", y especialmente con el capítulo decimotercero consagrado a la técnica para conseguir que un cuerpo muerto se levante y haga todo aquello que haría un vivo, por un período máximo de siete años. En dicho texto, el supuesto autor del libro, un mago judío llamado Abraham, discípulo de Abramelín, explica que él empleó dicha técnica con éxito en dos ocasiones. También se le ha relacionado con Zalmoxis, un legislador de los escitas, tracios y tártaros, que en buena medida poblaron las tierras de Transilvania. Dejó excelentes leyes, a juzgar por la conducta de los escitas, de quienes los historiadores alaban su sabiduría, ecuanimidad y honor. En su afán por convencer a los tracios de que el alma es inmortal y que está destinada a otros goces de ultratumba, tras diversos fracasos, se encerró en un subterráneo para que se le creyese muerto. Luego, al cabo de tres años reapareció, y todos se convencieron de la veracidad de su doctrina al tomarle por un no-muerto.
Las transcomunicaciones electrónicas
Era de fácil previsión que con la llegada de la tecnología electrónica las comunicaciones con el Mas Allá se verían también comprometidas. En el año 1959 el productor sueco Friedrich Jügerson observó por casualidad que ciertos sonidos se habían grabado en sus cintas magnetofónicas sin que hubiera explicación plausible. Con la popularización de los magnetófonos a bobina y posteriormente de las grabadoras portátiles, millones de personas se lanzaron en las cálidas noches de verano a intentar recoger esos sonidos cuya procedencia resultaba inexplicable. Los trabajos de Jügerson se vieron complementados a partir de 1964 por los del escritor letón Constantin Raudive. Éste sugirió la hipótesis de que eran los muertos quienes se comunicaban a través de este vehículo.
No es desde luego la única solución planteada, ni es este lugar para argumentos en favor o en contra. Frente a esta hipótesis claramente espiritista, otro investigador, el alemán Hans Bender, atribuyó el origen de esos ruidos y voces a manifestaciones del inconsciente personal. Otras hipótesis más convencionales difícilmente explicarían fenómenos descritos tales como las psicofononías dialogantes.
Es precisamente en este marco en el que en 1986 se da a conocer que no solamente son posibles las grabaciones de sonido sino también las imágenes del Otro Mundo. Un grupo de Luxemburgo llevaba diez años experimentando con esa técnica que, y eso es lo mas curioso, se les habían indicado desde el Más Allá. Es esencialmente sencilla: se instala una videocámara enfocando hacia la pantalla de un receptor de TV, sintonizado en un canal libre de cualquier señal de emisora, y se filma el ruido electrónico que se produce. Dicho ruido electrónico no es otra cosa, por lo general, que el efecto nieve que se aprecia en la pantalla de un televisor cuando no hay ninguna emisora sintonizada. Después se observa la película con máxima lentitud, cuadro a cuadro si es posible.
Y como el consumo no se detiene, a nuevos medios, nuevos prodigios. Si primero fueron las llamadas de ultratumba a través del teléfono, ahora son los faxes y los ordenadores los que nos sirven de canal para la transcomunicación. En la misma línea, aseguramos que no tardaremos en leer artículos sobre la comunicación con los muerto vía Internet. Todo ello nos conduce a afrimar que en todas estas técnicas de supuesta comunicación con el Más Allá, es preciso y recomendable de todo punto tener un cierto criterio, abierto a toda investigación, pero también crítico y restrictivo cuando hace falta.
Encuentros cercanos con la muerte (ECM)
Se conoce con esta expresión a ciertos trances de corte místico vividos por personas que han estado muy cerca de la muerte, a las que incluso se les ha diagnosticado tal estado en ocasiones, pero que finalmente han podido sobrevivir.
Aunque con variaciones, se distingue por los siguientes pasos. Se inicia con una sensación de gran dolor físico o consciencia de muerte. A esto sigue una progesiva pérdida de los sentidos corporales, para escuchar frecuentemente detalles de observadores indicando que ha fallecido, y extraños sonidos que rápidamente se acompañan de un tirón que zambulle al individuo en una especie de túnel largo y obscuro. Antes o después es corriente observarse a sí mismo como si se hubiese desdoblado la consciencia y estuviera a una cierta altura. Luego aparece una luz, una luz fuerte y agradable, indescriptible la mayoría de las veces. Aparecen también familiares y amigos ya fallecidos. Pero siempre se le invita a regresar, lo que hace a disgusto; todavía no le ha llegado su hora, es la conclusión que extrae la persona implicada en el trance.
La mayor parte de individuos que han sufrido una ECM en nuestro entorno cultural, lo consideran una experiencia agradable. Pero también existen excepciones. Las visiones difieren según los gustos y creencias de los afectados. Pero está ampliamente extendida la creencia entre los que la han vivido, que no aceptan la posibilidad de que se trate de una elaboración mental, de que aquélla luz que han visto, aquéllas imágenes de amigos y familiares ya muertos, son espíritus que pueblan el Mas Allá, una Más Allá al que por unos maravillosos instantes se han podido asomar.
La opinión pública general ha podido saber de dichas experiencias gracias a los trabajos de difusión de Elisabeth Kubler-Ross y especialmente de Raymond Moody. Situaciones semejantes parecen haber sido ya descritas en la antigüedad. El mismo Platón, que se ocupó con profundidad sobre el tema de la muerte especialmente en "Fedon", "Gorgias" y "La República", relata precisamente en el décimo libro de esta última obra el mito del soldado Er, que tras revivir, explica como fue conducido a un tribunal en otras esferas junto a los espíritus de sus compañeros muertos. Pero el no fue juzgado; no le había llegado la hora. Tenía una misión que era informar a los demás mortales de como era el Más Allá. Otros textos antiguos que hacen referencia en términos semejantes a la muerte son "El libro egipcio de los Muertos" (Reino de Osiris) y el "Bardo Thodol" (Libro Tibetano de los espíritus del Mas Allá).
Dr. Carlos G. Beltrán
ETSEA
(Del curso Máster en Parapsicología Superior)
psicostasia@ctv.es
Notas
(1) Este es un punto de discordia entre el Judaísmo y el Cristianismo, al no reconocer los primeros a Jesús como el salvador esperado. El Islam ve en Jesucristo únicamente un profeta.
(2) Recordemos que Jesucristo devuelve a la vida a Lázaro de Betania, en uno de los pasajes bíblicos más significativos (San Juan 11:1-46).
(3) Taumaturgia: Ciencia o técnica de los milagros.
(4) La figura de este pensador y mago, de la que nos han llegado algunos escritos de autenticidad dudosa, ha sido altamente idolatrado. Es famosa, la experiencia según la cual el mago francés Eliphas Levi -Alphonse Louis Constant- en una visita a Londres habría conjurado con éxito, con ayuda de su amigo el también novelista Bulwer-Lytton -autor entre otros escritos de Zanoni-, el espíritu de Apolonio de Tiana. En dicha sesión habrían obtenido importantes revelaciones según la tradición.
(5) Por asimilación con la magia negra, el término "necromancia" se ha deformado en "nigromancia".
(6) Actualmente Endur, en Israel.
(7) Quizá el primer hombre metódico y sistematizador de la magia occidental.
(8) Sinónimo: Esciamancia y esquiamancia
(9) Esto no debe extrañar. El pintor y físico italiano Samuel F. B. Morse hacia cuatro años que había logrado establecer un telégrafo entre Washington y Baltimore, con lo que se popularizó el código que lleva su nombre que había inventado para tal propósito.
(10) Aunque se ha dicho que estos sonidos, llamados "raps", no aparecen hasta esta fecha, esto no es así. Encontramos referencias en múltiples fuentes históricas. Lo que no parece que hubiera es un alfabeto de percusión; mas existe una cita bíblica que invita a pensar lo contrario (Josué 4:12).
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