La influencia de los astros sobre la vida ha sido observada en todas las
épocas y regiones. Se originó de la simple constatación en los hechos cotidianos
y llegó a estudiarse junto a la astronomía.
La astrología es una práctica de larga data, desarrollada de manera
independiente por diversas civilizaciones, fruto de observar cómo determinados
astros, especialmente el Sol, influían en el cambio de las estaciones y en el
éxito de las cosechas. Basándose en estas observaciones llevaron a cabo un
sistema más amplio, en el que los movimientos de otros astros, como los
planetas, influían o representaban otros aspectos de la vida.
El pueblo de los caldeos, habitantes de Babilonia (hoy Irak), habían logrado
desarrollar en el año 3000 a.C. una de las bases de la astrología, atribuyendo
caracteristicas específicas a una varios astros planetarios, en base a
determinados aspectos. Por ejemplo, a Venus se la asoció al principio de
fecundidad, conocida por ser la estrella más luminosa y clara. A Marte, con su
resplandeciente halo rojizo, se lo relacionó a los cambios violentos y a las
guerras. Realizaron estudios y observaciones muy definidas y detalladas sobre
los movimientos de los siete cuerpos celestes conocidos hasta ese entonces (Sol,
Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) y sobre los eclipses.
Los horóscopos, que eran compilados por los sacerdotes, se referían únicamente
al futuro del estado y al del rey, que era la personificación de éste. Hasta 410
a. de C. no se habian desarrollados horóscopos individuales, en esta fecha se
realiza el primero para el hijo del rey Shuma Usur, nacido el 29 de Abril de ese
mismo año, quien requería conocer su futuro.
El Zodiaco fue dividido en doce partes iguales de treinta grados cada una, que
desde entonces conservaron los nombres de las mismas constelaciones.
Los chinos ya observaban el comportamiento de los astros en el 2000 a.C. En la
antigua India y en la civilización maya de América del Norte y Central se
desarrollaron otras variedades.
Hacia el siglo V a.C., la astrología se extendió a Grecia, donde filósofos como
Pitágoras y Platón la incorporaron a sus estudios sobre religión y astronomía.
Durante la Edad Media fue ampliamente practicada en Europa, a pesar de que
autoridades cristianas en el 600 d. de C., la condenaron.
Hasta el siglo XVI muchos sabios consideraron la astrología y la astronomía como
ciencias complementarias. Tanto en Italia como en Alemania se estudiaba en las
cátedras universitarias la astrología junto con la astronomía. En aquella época,
los descubrimientos realizados por astrónomos como Nicolás Copérnico y Galileo
Galilei influyeron en el pensamiento científico que experimentó un cambio
fundamental y decisivo. Pero las relaciones con la astrología de muchos
filósofos, astrónomos y matemáticos siguieron existiendo.
Kepler sostuvo que los astros emitían una radiación particular extrafísica que
influye directamente en los seres humanos. La importancia de la astrología fue
puesta de relieve, entre otros, en las obras de Tycho Brahe, astrónomo danés
protector de Kepler y Tomaso Campanella, en su obra "La Ciudad del Sol" proponía
la aplicación de la astrología a varios sectores de la vida como el gobierno, la
educación de los jóvenes, la orientación profesional, es un reflejo de la
concepción astrológica ptolemaica.
A finales del siglo XVII, tras trescientos años de polémicas prevalecía el rigor
científico y racional en todo el ámbito de la cultura occidental, excluyendo el
saber antiguo -acientífico- y por ende, la astrología.
En 1665, Colbert, fundador de la Academia de Ciencias de Francia, prohibió su
enseñanza y práctica a los astrónomos. A partir de este momento los iluminístas
se empeñaron con la ayuda de las teorías de Bacon, Descartes, Hobbes, Espinosa,
Leibniz, Newton en relegar la astrología a elementos de cultura popular hasta
degradarla a mera superstición.
El reciente resurgir de la astrología, los profundos estudios llevados a cabo y
el interés creciente del público parecen señalar un proceso evolutivo que
llevará a la astrología al reconocimiento del que hasta ahora careció. Al cesar
la alternativa entre florecimiento y decadencia, rigor y moda, seriedad y
superficialidad charlatana, la más antigua y misteriosa intuición del hombre
podrá finalmente ser definida de forma consciente.