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Orula o Orunmila en la Santería - Adivinación por Ifa
Orula o Orunmila en la Santería - Adivinación por Ifa
Orula o Orunmila en la Santería Afrocubana
Orula es el gran benefactor de los hombres y su principal consejero, porque les revela el futuro y les permite influir en él.
Es el poseedor del secreto de Ifá, el Oráculo Supremo mediante el cual se comunica con ellos y personifica la sabiduría y la posibilidad de influir sobre el destino, incluso el más adverso.
También es considerado un gran médico y uno de los dueños de los cuatro vientos. Quien no acate sus consejos, sea hombre u orisha, puede ser víctima de los osogbos inducidos por Echu.
Shangó fue quien, con la autorización de Olofi, le proporcionó a Orula el até (o Tablero de Ifá) y el dominio de los secretos de la adivinación. Orula es hijo de Obatalá y sus mejores amigos son sus hermanos Shangó y Elegguá. Su madre es Yenmú.
Este Orisha conoce el camino de cada hombre y cada santo. Cuando una persona va a asentar santo, Orula le señala cual le corresponde a través del Até, porque cuando hay una eleddá (cabeza) es él quien sabe a que santo corresponde. Por eso, el que se quiere hacer santo tiene que consultarlo. En la Regla de Ocha (Osha = santo) no bebe ni come, pero en la de Ifá si.
En Cuba, Orula (Orunmila) forma una trinidad con Oddun y Oddúa. Su fiesta es el 4 de octubre. Sus colores emblemáticos son el verde y el amarillo.
Para ser sacerdote de Ifá o babalawo no es requisito indispensable ser santero, aunque, habitualmente, las dos cosas coinciden. Su poder es tan grande que, cuando reclama a alguien para ser su hijo, el individuo tiene que abandonar el culto a cualquier otro Orisha y dedicarse a Orula.
Existe la ceremonia llamada "recibir la mano de Orula" (abo fáca). Las mujeres también tienen acceso a ello (iko-fá) y esta ceremonia es el ritual más elevado por el que pueden pasar en lo que respecta a Ifá. Las así iniciadas son conocidas como apetebbí y se les considera como esposas de la deidad y copartícipes de algunos de sus secretos. La apetebbí ideal es la hija de Ochún.
Ahora bien, el pleno acceso a los secretos de Ifá sólo lo tienen algunos hombres rigurosamente escogidos. Ninguna mujer puede llegar al grado de babalawo ni tampoco ningún gay (pero si pueden recibir la mano de Orula). Aunque existe un pataki donde los gays (adobi) salvarón a Orula, en algunas ocasiones muy contadas, algunos gays llegaron a ser consagrados Babalawos.
Los que reciben la mano de Orula también reciben un Iddé (pulsera) con cuentas amarillas y verdes en su mano izquierda que les protefen de Iku (la muerte). Fue un pacto que Orula hizo con la muerte además de un collar con elekkes de los mismos colores. La ceremonía de la Mano de Orula dura 3 días. No desvelaremos el contenido de esta ceremonía por preservar la "integridad" de esta ceremonía tan importante en la vida de un creyente de la santería.
Es muy recomendable hacer caso al Ita (predicción) de Orula. Orula no se equivoca y os lo digo por experiencia propia.
En la Regla de Palo Monte se le nombra Paso Largo, Ensambre Mayor, Kisimba, Padre Tiempo; en la rama Brillumba como Dadai y Yunyún Boila; en Kimbisa le nombran Kovonga, Mpungo Loboan Fula y Madama.
Orula no baja a las cabezas de los hombres, sino que se comunica con ellos a través de sus oráculos: el ékuele y el Tablero de Ifá con los ikines.
El ékuele es una cadeneta de 14 a 16 pulgadas de largo, formada por ocho conchas cóncavas de 4 cm: cada una engarzadas por eslabones metálicos.
Las conchas pueden ser de cáscara de coco seco, pedazos de carapacho de jicotea, semillas de mango secas, etc. Con este instrumento se llegan a obtener 4096 letras u oddu diferentes.
El até o Tablero de Ifá es una tabla redonda confeccionada expresamente para la adivinación. Se trata de un círculo de madera de 14 o más pulgadas de diámetro con un borde labrado donde sobresalen cuatro puntos marcados en los extremos de dos diámetros perpendiculares. Estos cuatro puntos que representan las cuatro esquinas del mundo o puntos cardinales son: el Norte (Obatalá), el Sur (Oddúa), el Este (Changó) y el Oeste (Echu).
El babalawo se sienta sobre una estera, de espaldas a la pared y de frente al Tablero que también está colocado sobre la estera, y echa sobre el mismo un polvo llamado yefá (o iyerosun), hecho de colmillo de elefante o de ñame tostado y molido. La persona que se va a consultar se sienta frente a él con una toalla sobre las rodillas; mientras, el babalawo agarrará con la mano izquierda los dieciseis ikines y tratará de arrebatar con la otra mano tantos como le sea posible. Se procederá, a continuación, al conteo de las semillas que quedaron en la mano y a rayar en el yefá esparcido sobre el até las letras u oddu de Ifá que corresponden al número de semillas.
Los atributos del babalawo son el até de Ifá, el ékuele, dos manos de ikines, dos oráculos, una pesa y su balanza, un iddé y un collar de cuentas amarillas y verdes alternas, un cuje de álamo, un irofá o tarro de venado con el que se golpea el borde del Tablero en distintas ceremonias y un iruke o escobilla de crin de caballo, con el que se limpia el Tablero para barrer las malas influencias. El Tablero de Ifá simboliza el mundo.
Haití, Santo Domingo y Trinidad-Tobago
No aparece información acerca de una posible equivalencia de este importante orisha, aunque se habla de una relación Orula-Oggún-Osain.
Brasil
En Brasil, Orunmilá es también conocido como Olu Orógbó. El, y sobre todo Ifa, presiden el sistema adivinatorio. Ifá es el oráculo y Exu, el mensajero celeste.
La asociación de ambos era ya reconocida en Africa desde tiempos inmemoriales y, tal como la conciben los nágos y los jéjes, son seres intermediarios entre las divinidades y los hombres. Ifá, por el hecho de traer a los hombres la palabra de las divinidades y por haber sido uno de los 15 orishas que acompañaron a Odudua cuando éste se estableció en Ifé después de haber creado la Tierra, se sitúa en una posición superior a la de Exu, el cual transmite a las divinidades los deseos de los hombres.
Olorum le dio la posibilidad de hablar en nombre de los orishas y de comunicarse con los seres humanos a través de la adivinación. Antiguamente, fuera del Candomblé, existía un babalaó o sacerdote-adivino dedicado al culto del dios de la adivinación: Ifá para los nágos y Fa para los jéjes, representado por el fruto del árbol del dendé o especie de nuez rica en aceite. Las madres de santo (máes) buscaban el consejo de los babalaós para determinar el orixa protector o ángel guardián del iniciado. Eran, pues, un elemento de
importancia excepcional, ya que predecían el futuro y marcaban pautas de conducta para las comunidades religiosas.Los babalaós brasileños considerados irmaós de las máes, visten de blanco, se rapan la cabeza, sus prácticas se llaman Olhar com o Ifá y son considerados una poderosa fuerza de reserva, movilizada en caso de necesidad. Para conocer las decisiones del dios utilizan dieciséis nueces de una palmera africana o un rosario o collar de igual número de caracoles de la Costa llamado Opélé Ifá, que, antiguamente, también eran sustituidos por otros elementos como coco (óbi), el óróbó, o la pimienta de la Costa o ataré. También se sirven de una tabla especial de forma rectangular denominada Opón-Ifá y de una estera de 10 cm. llamada esteira de Ifá.
Los nuevos sacerdotes de Ifá están situados en una categoría inferior -los éluós u olúos- y forman parte, en general, de un conjunto de elementos dentro del Candomblé.
La existencia de este sacerdocio está en serio peligro por la concurrencia de los padres y madres de santo, quienes poseen, en la actualidad, el entrenamiento especial requerido para el trato con Ifá. Sin embargo, en Cuba, la casta de los babalaos o babalawos continúa gozando de prestigio e importancia, siendo los únicos intermediarios entre Olofi, Ifá y los hombres.
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